Porto se pintó de naranja y blanco por miles de aficionados de Holanda y Alemania. Mucha cerveza, música, gritos e incluso un concurso de disfraces, animaron desde primeras horas de la mañana todo Porto.
Aunque el número de alemanes es superior al de holandeses, el color naranja de las camisetas de la selección tulipana se hacía notar por encima del blanco y negro de los germanos, algo menos ruidoso y con atuendos menos espectaculares.