En el corazón de nuestra edición hoy llevamos clavado un reportaje de amor: el de Corpus Christi. Con un arraigo religioso intenso, esta fiesta ha trascendido las murallas de los templos y se insertó en la conciencia del pueblo. Es cierto que la celebración confesional va perdiendo fuerza, pero como bien lo dicen los investigadores que produjeron el artículo a cuatro manos, definitivamente la fiesta del Cuerpo de Cristo "se niega a morir". Es por eso que aún existen rincones en la campiña panameña donde la herencia cultural pasó de padres a hijos, y la festividad se mantiene. La publicación de hoy es también un tributo a estas gentes de bien que se empeñan en mantener viva la cultura de este evento único en su clase.
Pero si de tributo y herencia se trata, Nuestra Tierra trae también a Venancio Córdoba, un violinista con voluntad de hierro, quien contra la corriente también se ha empeñado en mantener vivo el culto por este instrumento que inspira virtud, y cuya presencia en las salas de baile fue el antecedente maravilloso del pindín de hoy basado en acordeón.
Siguen acompañándonos las décimas del gran Arcadio Camaño, y logramos una buena entrevista (muy íntima y humana) con el nuevo talento Andrés Amaya, quien está causando sensación por su pasión y entrega a la música folclórica.
Tal vez una de las piezas más importantes de la entrega de hoy es el anuncio del homenaje que se le obsequiará al músico y docente santeño Manuel Consuegra, quien en el pueblo de El Sesteadero de Las Tablas recibirá el tributo de todo una sociedad que le agradece su entrega y devoción. Nuestra Tierra estará presente en el homenaje y en el próximo número del 28 de junio presentaremos un amplio reportaje. |