Me pregunto dónde quedó la frase del título, el sentimiento de patria, las ganas de ver a nuestro país superar obstáculos y avanzar una ronda más en la eliminatoria al Mundial de Sudáfrica 2010.
Cuando todos reclamamos tirar para un solo lado, echar de este barco en procura de que nuestro fútbol crezca, nos distraemos en noticias como la de ayer con José Luis Garcés.
En lo personal, pienso que no vale la pena seguir haciendo leña del árbol caído, pero es bueno detenerse y hacer una reflexión de lo que ha sido esta semana de selección.
Como periodista con ocho años ligado al fútbol, censuro inmiscuirse en la vida privada de un deportista. Nuestra labor debe radicar en lo deportivo, juzgar su acción dentro del campo o mientras esté concentrado para un encuentro de relevancia, sea en club o selección.
Que se tome un trago, salga con mujeres es su problema. No sería el primero ni el último hombre en hacerlo. Aquí lo lamentable sería que el hecho se diera en medio de una concentración con el equipo nacional. Yo sería el primero en criticarlo como otras tantas veces que ha cometido actos de indisciplina.
Aquí tampoco podemos decir que Garcés es un santo, pero soy testigo de que el futbolista no es ni la sombra del chico que empezó a los 19 años en una selección Sub-20 y era incapaz de sostener una conversación en una entrevista. Hoy día habla bien, se viste bien y trata de darle una vida decente a su esposa y sus tres hijos.
Con la camiseta nacional, cero reproches. Ha sido uno de los mejores durante años y siempre da el máximo esfuerzo a favor de un equipo al que siempre ha dado su talento.