Un indigente de generales desconocidas murió de hambre, la tarde del pasado miércoles en los predios del Hospital Santo Tomás.
De acuerdo con una joven que transita por el lugar, la víctima tenía días de estar padeciendo, sin embargo, nadie aparte de ella, se dignó a darle un bocado de comida.
El hecho ha despertado el interés de los transeúntes, quienes estaban acostumbrados a verlo sentado en la acera pegada a un muro de propiedad de una universidad privada.
Al lugar se presentó el carro fúnebre para levantar el cadáver cuyo estado era deprimente.
Según un señor que conversaba a menudo con el occiso, ese indigente no se metía con nadie a pesar de su condición, nunca se le vio decir una mala palabra como tampoco agredir a otras personas.