Los colores no sólo nos ayudan a cambiar nuestro estado de ánimo, sino también nuestro organismo. En los alimentos no sólo hacen ver la comida más bonita, también muy apetitosa, y la mezcla de estos contribuye a una dieta nutritiva y de muchos beneficios para el cuerpo.
El consumo diario de frutas, hortalizas y verduras de diversos colores disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes y cáncer.
Por ejemplo, las frutas de color blanco, como la pera, contienen sulfuro de dialilo, un elemento contra los carcinógenos, que ayuda a reducir el colesterol, la presión arterial y refuerza el sistema inmunitario.
Las frutas de color naranja y rojo, como las cerezas, toronja, fresas, mandarinas, melón, sandía, papaya y manzana roja, presentan betacarotenos ideales para la buena salud de la piel y ayudan a la eliminación de las toxinas.
Las de color verde, como el kiwi y las manzanas verdes, reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de padecer de estreñimiento, y debido a la presencia del compuesto luteína, es beneficioso para los ojos.
La piña y otras frutas de color amarillo son buenas para los huesos, dientes, piel y vista.
Un menú basado en colores podría ser, para el desayuno, medio vaso de jugo de naranja, una taza de cereal con leche. Para el almuerzo, pollo bajo en grasa, media taza de arroz, ensalada verde con cebolla y tomate. Y para la cena, pescado asado, berenjena y zanahoria; y de postre, la fruta de su preferencia.
La dieta de pura cereza o depurativa consiste en comer sólo 200 gramos de esta fruta en el desayuno, almuerzo y cena. Ya que la cereza es rica en vitaminas A, B, C, E y PP, además contiene hierro, magnesio y potasio, ayuda en las inflamaciones, combate la anemia y la celulitis. Podría perder hasta 2 ó 3 kilos en sólo tres días.