De todos los equipos que disputarán el Mundial, el de España es el que más me gusta. Su juego de toques cortos, y esa calidad de la que hace gala en cada una de sus líneas no dejan lugar a dudas: los españoles son el conjunto a vencer.
La práctica de un fútbol tan bello se explica en el hecho de que la selección de España es el fiel reflejo del Barcelona FC, pues su columna vertebral está integrada por jugadores azulgranas: Puyol y Piqué, en defensa; Busquets, Xavi e Iniesta, en el mediocentro, y ahora Villa, en ataque.
El estratega español Vicente Del Bosque entendió la filosofía futbolística hilvanada por su antecesor Luis Aragonés y sabiamente no cambió el concepto de juego que los llevó a ganar la Eurocopa en el 2008.
Del Bosque sólo ajustó algunas tuercas (incluyó a Busquets por el muy maltratado Senna), y oxigenó el ataque (fuera Güiza, bienvenido Pedrito).
La hora de España llegó: o se meten al bolsillo este Mundial o tendrán que conformarse con el estigma de seguir siendo "el eterno favorito".