La ayuda humanitaria ha cambiado en la medida que lo han hecho los conflictos armados y la gestión de las llamadas catástrofes naturales. La intromisión de los ejércitos ha contribuido a la confusión de las funciones que tienen distintos actores en las zonas de conflicto.
Las campañas de publicidad pervierten el lenguaje y confunden la labor de los ejércitos. Se abusa de una supuesta dimensión humanitaria, del papel "estabilizador" y de las tareas para reconstruir lo que, muchas veces, ellos mismos, sus aliados o "los enemigos" han destruido. Pero para "defender la libertad y la democracia", argumentan. ¿La de quién?
Muchas de estas guerras están motivadas por el control de reservas de agua, de petróleo, de coltan y de diamantes y se ven recrudecidas por cuestiones étnicas y por ideologías. Detrás se encuentran multinacionales -protegidas por los ejércitos o por empresas militares y de seguridad privadas -, guerrillas y grupos paramilitares.
La labor de muchas agencias de ayuda humanitaria consiste en paliar los efectos de la violencia que generan estos grupos, en contextos cada vez más empobrecidos, inestables y violentos. Esto ha llevado a muchas organizaciones a solicitar más seguridad para que puedan hacer su trabajo. Los ejércitos aprovechan esta dependencia para promover sus intereses por medio de juguetes y comida.
En muchos casos, las poblaciones civiles en estas zonas de conflicto identifican los agentes de ayuda humanitaria con los ejércitos que contribuyen en la destrucción y en la muerte de personas inocentes. Han aumentado los secuestros, los ataques y los asesinatos de cooperantes y de personas implicadas en la ayuda humanitaria, lo que ha llevado a muchas organizaciones a retirarse de algunas zonas de conflicto.
Si las necesidades de las agencias de ayuda humanitaria contribuyeran a alimentar las situaciones de conflicto y su acción se limita a reparar lo que destruyen los "intereses nacionales", se generaría una peligrosa dependencia.
Nadie condena unas buenas relaciones entre los soldados y la sociedad civil, pero sí la confusión y los peligros generados por presentarse como lo que no son.