Hace un par de semanas, visitamos nuevamente la Provincia de Colón en una gira de cobertura periodística. Por supuesto, tuvimos que utilizar la carretera nueva que conecta la ciudad de Panamá con el norte del país, para eludir el trauma de los tranques de la vía Transístmica. El trayecto de Cerro Patacón hasta Maddem, en Chilibre, corresponde a unos 22 kilómetros, pero súbitamente deja a los conductores de regreso en el viejo camino que cruza el istmo. Para el colmo, se pagan cinco dólares por el trayecto. ¡Qué robo...!
La Autopista Panamá-Colón es una necesidad a corto plazo para el desarrollo del país, por múltiples razones. Con la transformación de los puertos canaleros en centros de transbordo de carga en contenedores, resulta lógico tener un sistema de transporte dual de vehículos que lleven los preciados cargamentos desde Balboa a Cristóbal y Coso Solo. El renovado Ferrocarril de Panamá no podrá suplir en el instante, el enviar todo el contenido de un enorme barco carguero.
De allí que una moderna autopista paralela a la vía Transístmica puede garantizar que cientos de camiones pesados puedan viajar desde Colón a la capital panameña en menos de una hora, rápida y efectivamente. Es decir, de concretarse la terminación de la carretera nueva desde Maddem hasta Sabanitas, existirían "dos canales secos" junto a la vía Interoceánica internacional. Este trayecto es de 60 kilómetros y corre por las márgenes del Lago Gatún.
Desafortunadamente, un directivo de la empresa mexicana PYCSA, afirmó alegremente que no hay fondos para concluir la segunda fase del proyecto de la Autopista Panamá-Colón. El ingeniero Juan Melgarejo llamó a otras empresas interesadas a trabajar en la construcción del nuevo trayecto, además que confirmaba que "el Corredor Norte, primera carretera instalada por su empresa, no le era rentable y por eso tampoco se adelantaron los demás planes de ampliación en la autopista, así como la continuación del corredor capitalino desde Los Andes No.2 hasta el Aeropuerto de Tocumen.
Semejantes palabras han motivado la reacción popular, en especial el repudio del Gobierno Nacional, el cual trata infructuosamente de acelerar varios proyectos urbanos para generar empleomanía en las pobladas ciudades de Colón y Panamá. Como se sabe, el contrato del Proyecto del Corredor Norte y la autopista fueron refrendados por el gobierno de Ernesto Pérez Balladares en 1996, pero además le incluyeron periodos de extensión, para que la empresa mexicana PYCSA pudiera completar dichas vías.
Como vemos, el Ferrocarril de Panamá está atrasado en su construcción y su inauguración se proyecta para mediados de junio del 2001. Mientras esperamos el desarrollo de vías transístmicas como el tren Panamá-Colón y la autopista nueva, otros países centroamericanos adelantan esfuerzos por terminar sus "canales secos", que operarían desde puertos ubicados en el Océano Pacífico .
Los ejemplos son evidentes en Nicaragua, con el futuro ferrocarril que cruzaría el istmo desde cerca de Managua hasta Bluefields y San Juan del Norte a San Juan del Sur. Paradójicamente, en la zona chiricana del Barú, se proyecta hacer un tren transístmico que comunicaría Puerto Armuelles con Chiriquí Grande, algo que aliviaría a la pobreza de esa región oriental de Panamá, otra vía contigua entre océano a océano. Lo recomendable es estudiar la posibilidad de presionar a la empresa mexicana PYCSA, para que decida adelantar los trabajos en la nueva autopista o desista de sus compromisos . |