Acosado por todos, el primer ministro británico, Gordon Brown, parece asistir impotente al desmoronamiento de su Gobierno a pocas horas de unas elecciones europeas y locales que pueden darle la puntilla política definitiva.
Sus ministros -en este caso ministras- abandonan el barco, que parece ir a la deriva, antes de que se hunda y entre los diputados laboristas han comenzado a circular un mensaje electrónico que reclama su dimisión.
Al anuncio de la titular del Interior, Jacqui Smith, de que dejaría el cargo tras las elecciones de hoy, en las que, según las encuestas, los laboristas sufrirían la humillación de verse superados incluso por el antieuropeo UKIP, se sumó otro en el mismo sentido de su colega para las Comunidades, Hazel Blears.