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Recuerde que en nuestros pueblos el calor de la gente es extraordinario, no se lo pierda. |
Majestuosa y sencilla a la vez, con diversidad de flora que engalana sus valles, que contemplados desde un punto estratégico seducen nuestra vista, mientras descubrimos un paraje digno de relatar. La Pintada es el dueño de estos adjetivos que Dios le dio y que el hombre conserva.
Cuenta la historia, narrada en la voz de don Carlos Castañeda, un humilde campesino, que el origen del nombre de La Pintada proviene de un hombre de apellido Apolayo, quien se mudó con su familia a la Villa de La Concepción (actualmente La Pintada).
Cerca del parque construyó su casa, que pintó de colores llamativos y la gente que venía de Penonomé, Santiago, Aguadulce, entre otros lugares, viajaban a pie para comerciar, decían: "vamos a la casa pintada", y es así que surge la idea de ponerle al pueblo, La Pintada.
El 19 de octubre de 1948, se funda el distrito de La Pintada, que en la actualidad tiene un censo de 23 mil 202 habitantes y 10 corregimientos que se sustentan en la ganadería, artesanía, horticultura y agricultura, detalla su alcalde, José Saldaña.
Por sus calles principales asfaltadas, transitan 30 busitos de diferentes rutas, que permiten a los visitantes conocer el típico pueblo, que a pesar de sus vicisitudes, encanta a quienes lo visitan.
En el ocaso, la neblina acaricia las puntas de los verdosos valles, mientras la "dama noche" cubre a todos por igual. A lo lejos se escucha un cohete, es la peregrinación de los lugareños, quienes acompañan a la Virgen y en cada misterio arrojan uno al cielo como si anunciaran el siguiente viacrucis.
De vuelta con la madre tierra, se asomó la aurora y la neblina vuelve a cobrar protagonismo. Horas más tarde cuando el sol está en lo más alto, los valles cobran mayor verdor y las flores mayor colorido.
En el río Coclé del Sur, que abastece a la población, un ángel terrenal aparece, opacando la belleza del entorno para dar brillo al lente de la cámara, que sin parpadear capta la femineidad de sus ademanes. No es nativa, pero quién dijo que la belleza tiene nacionalidad.
También conocida por la piedra pintada, en ella encontramos una enorme roca con jeroglíficos que representan vías de acceso, imágenes antropomorfas y además de una gran cantidad de símbolos que aún no han sido descifrados por los arqueólogos, pero que los pequeños del lugar descifran para los foráneos.
La delincuencia no toma fuerza, mientras los jóvenes juegan baloncesto en la cancha y navegan en el internet, al inaugurarse hace tres semanas un infoplaza, explica el alcalde de La Pintada, José Saldaña.
Sin duda, este paraje que divisamos en Penonomé, es reflejo de la historia, cultura y el ecoturismo que bien organizado podemos explotar todos, Gobierno y lugareños. |