Los recuerdos repercuten en las mentes de los hombres acostumbrados a rescates violentos.
Según, ellos, se han enfrentado al auxilio de víctimas de accidente de tránsito, de incendio, pero nunca a nada como lo ocurrio en Cabuya.
El bombero Juan Hidalgo relató que cuando sacaron a la niña del hoyo, estaba llena de excremento por todos lados: en las fosas nasales, los oídos y la boca. Narró que de la cabeza le quitó porotos metidos en el cabello.
"¡Era algo impresionante!", dijo.
Sus compañeros no ocultaron sus pensamientos de espanto ante la situación vivida.
La pequeña se recupera en el Hospital del Niño.
Al momento de limpiar a la niña tuvieron que usar agua de los tanques de la comunidad ante el apuro. La bebé lloraba ante el barullo, pero la gente estaba contenta porque estaba viva.