El Banco Mundial está teniendo que defenderse de acusaciones de malversación de fondos de hasta $100.000 millones a nivel mundial, a pesar de que se define a sí mismo como un "líder" en la lucha contra la corrupción.
El origen de estas alegaciones es Indonesia, donde en 1996 y 1997, los últimos años del régimen del dictador Suharto, el BM pidió a sus empleados que estimasen el porcentaje del presupuesto de sus proyectos que nunca llegaba a su destino. Su respuesta fue el 30%.
El tema ha vuelto a la actualidad porque el Senado de Estados Unidos ha lanzado una investigación sobre el dinero del BM y otros organismos que en lugar de combatir la pobreza engorda los bolsillos de unos pocos.
Las pérdidas al final no son de estas instituciones, sino de los ciudadanos de los países que reciben los préstamos, quienes deben amortizarlos. Jeffrey Winters, de la Northwestern University de EU, ha calculado que desde que el BM comenzó a otorgar créditos en 1946, $100.000 millones de sus fondos han sido desviados ilegalmente.
