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Una prueba genética predice el melanoma

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El desarrollo de un tumor ha sido el principal factor para conocer cómo influirá el mismo sobre la prognosis (la anticipación de la enfermedad) en un melanoma localizado. Si bien recientemente están llevándose a cabo algunos estudios sobre la actividad del gen conocido como melastatina que sugieren que quizá éste sea muy útil en la producción de la aparición de la enfermedad. Algunos científicos médicos creen que los melanomas en que dichos genes están en fase de progresión son menos frecuentes que los melanomas en que dicho gen está inactivo. Los melanomas crecen en unas células llamadas melanocitos en la capa superior de la piel, la epidermis. Como los melanocitos contienen el pigmento de la melanina, el cual proporciona a la piel el color, ello explica que los melanomas son normalmente marrones o negros.

Aunque los melanomas representan sólo el 4 por ciento del cáncer de la piel, provocan cerca del 80 por ciento de las muertes causadas por el cáncer de piel. Aproximadamente el 75% de los melanomas se detectan en las primeras fases de la enfermedad, cuando la extirpación quirúrgica proporciona una excelente oportunidad de curación. Sin embargo no hay cura posible para un melanoma en fase avanzada. La Sociedad Americana contra el Cáncer calcula que a más de 51.000 estadounidenses se le diagnosticará melanoma en el año 2001, y cerca de 8.000 morirán a consecuencia de ello.

Conociendo cuál es el tipo de cáncer con mayores posibilidades de reproducirse, los médicos pueden personalizar el tratamiento y ayudar a los enfermos a que tengan unas expectativas razonables acerca de la progresión de su enfermedad. Algunos de los indicadores claves de pronósticos del melanoma son los siguientes:

1-La profundidad de la tumoración, ha sido generalmente considerada como la predicción más fiable en caso de que no haya ninguna evidencia más de que el melanoma se reproduzca más allá del lugar original.

2-La ulceración de la superficie del melanoma normalmente indica una progresión mucho más dañina del tumor, y los melanomas que se ulceran presentan un pronóstico mucho más deficiente que el que pueda deducirse de los melanomas intactos.

3-El melanoma afecta el nódulo linfático cuando las células cancerígenas empiezan a moverse desde su emplazamiento original. Si el cáncer se ha extendido hasta los nódulos linfáticos, el número de nódulos afectados será la prueba más evidente de la extensión del tumor.

Los nódulos linfáticos locales a veces son extirpados cuando hay síntomas clínicos - como que el nódulo se hinche o se endurezca- que sugieran que dicho nódulos pudieran estar incubando un cáncer. Sin embargo existe un gran debate acerca de que si es beneficioso extirpar los nódulos locales basándose simplemente en tales observaciones. Recientemente, una prueba llamada biopsia del nódulo-centinela ha sido desarrollada para acallar el citado debate. La nueva técnica minimiza la posibilidad de que los nódulos cancerígenos linfáticos permanezcan en su sitio, a la vez que evitan la extirpación automática de muchos nódulos linfáticos que probablemente no sean cancerígenos.

El nódulo centinela es el primer nódulo que recibe la linfa drenada de la zona cancerosa. Se le identifica mediante unos productos químicos que regulan el flujo del fluido linfático desde la zona cancerosa. Una vez localizado, se examina el nódulo por si es canceroso. Si no se encuentra nada, se supone que los nódulos situados en la parte baja de la corriente del fluido no son cancerígenos. Si se encuentran células cancerígenas, es recomendable la extirpación del nódulo centinela y del resto de nódulos locales. Algunas investigaciones han revelado que la existencia de un nódulo centinela canceroso suele ser un indicador mucho más fiable de la aparición de un cáncer que la extensión de un tumor.

4-La metástasis son los tumores que crecen a partir de las células cancerígenas que se han disuelto del tumor original y que son transportadas a través de la sangre o del sistema linfático hacia otras partes del organismo. Los enfermos cuya primera metástatis tiene lugar en la piel generalmente viven más que aquellos cuya primera metástasis se produce en el hígado, en los huesos o en el cerebro. El número de metástasis y la rapidez con la que se reproducen parece que son indicadores fiables del desarrollo final de la enfermedad.

5-Las tasas mitóticas (de mitosis), hacen referencia a la tasa por la cual las células cancerígenas se reproducen. A medida que las células se reproducen más rápidamente disminuyen las posibilidades de una prognosis adecuada.

6-El gen de la melastatina, también conocido como MLSN-1, es por lo general muy activo en las células melanocitos, y permanece activo en las protuberancias no cancerígenas, en los lunares por ejemplo. También continúa activo en algunos melanomas. La inactividad de este gen parece estar asociada con el aumento de las probabilidades de que el melanoma puede extenderse o volver a aparecer. La proteína producto de este gen puede influir en la supervivencia y crecimiento de las células. Algunos especialistas creen que la falta de melastatina quizá facilita que las células del melanoma sobrevivan y se reproduzcan.

En una investigación realizada recientemente por el doctor Lyn Duncan de la Unidad de Dermatopatología del Hospital General de Massachusetts en Boston, analizó el valor prognóstico del gen de melastatina. En este sentido participaron 150 enfermos, todos parecían tener melanomas localizados (Fase I o Fase II). Los melanomas de Fase II eran de mayor extensión y/o se habían extendido en el interior de los tejidos cutáneos más que los melanomas de Fase I. Aunque ningún tumor mostró síntomas de haberse extendido más allá de su lugar original.

Los investigadores examinaron partículas de melanoma en un microscopio para determinar si el gen de la melastatina estaba activo en una célula dentro del melanoma. Descubrieron que el gen estaba activo en la zona del tumor en un 36 por ciento de los melanomas investigados, mientras que el 64 por ciento de los tumores mostraron zonas de gran importancia donde no se apreciaba actividad alguna del gen.

Cada enfermo con melanomas en Fase I con genes de melastatina activos sobrevivió sin recurrencia del cáncer al menos ocho años más. Por el contrario, ese período de ocho años sin presencia de la enfermedad sólo se observó en el 77% de los melanomas en Fase I; melanomas en los cuales el gen de la melastatina estaba inactivo. En los enfermos con melanomas en Fase II, el período de ocho años sin presencia de la enfermedad fue del 90% en los casos en los que el gen de la melastatina estaba activo, comparado con el 51% de los casos en los que el gen estaba inactivo.

En los últimos tiempos los investigadores también han demostrado que las células del melanoma dentro de la circulación sanguínea pueden ser detectadas y, al igual que ocurre con la ausencia de actividad de la malestatina, se relaciona con una prognosis deficiente.

La extirpación quirúrgica sigue siendo el tratamiento más importante contra el melanoma. Sus resultados son muy positivos a la hora de curar el melanoma en fase temprana. Aparentemente, los melanomas localizados que pueden volver a aparecer y extenderse quizá sean el resultado de una extensión inicial indetectable para el microscopio.

 

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