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"PAY"

Milciades Ortíz | Catedrático

No hay época para disfrutar de algo sencillo pero hermoso. Eran las cinco de la tarde del Sábado Santo. Estaba comiendo un "pay" de limón sentado con mi esposa en una banca del monumento a Balboa, en la Avenida Balboa.

Una suave brisa fresca llenaba el ambiente de magia. Varios turistas norteamericanos habían llegado en un bus y taxi al sitio.

Eran de todas las edades, desde jóvenes que aprovecharon para abrazar a sus parejas, hasta personas mayores que con sus cámaras retrataban la imponente estatua del Descubridor del mar del Sur.

También habían panameños disfrutando de este "turismo interno" gratis que existe en nuestra capital. Algunos niños correteaban bulliciosos".

En una esquina el vendedor de raspados no se daba abasto. Turistas de afuera y de aquí compraban su hielo molido con sirope, como si fuera "néctar de los dioses".

Los que no fuimos al interior en Semana Santa buscamos algo que hacer en la ciudad que quedó con pocos carros y personas. ¡Qué deleite manejar sin tranques!

Pensaba si mi glotonería me haría terminar el "pay", cuando se apareció un sujeto con pin-ta de "piedrero". Me pidió plata y con gesto brusco le dije que no.

Esto me incomodó y busqué con la mirada un Policía de Turismo. Brillaban "por su ausencia". Pensamos que estarían muy ocupados en el interior cuidando a la gente.

El piedrero le pidió plata a un gringo viejo, quien no le dio y se disgustó. Luego fue al monumento y comenzó a insistir a una turista más joven, quien al final le dio un dólar para que no la siguiera molestando.

Ese incidente me "aguó" el momento feliz que había pasado allí. Dejé de comer el sabroso "pay", y lamenté no haber seguido tocando una "melodía" con un pito artesanal que compré en El Valle de Antón la semana anterior.

Pero no quería irme. Nos fuimos al parque Anayansi, donde varias parejas disfrutaban de la brisa y un mar bastante tranquilo...¡y sin mal olor!

Hablé a mi esposa de anécdotas que viví hace años y del significado de Anayansi, cuando una mujer "piedrera" se apareció y comenzó a hablar locuras.

Tres parejas nos fuimos de inmediato temiendo ser molestados por personas que tienen el cerebro "tostado" por la droga.

Pensamos que el Instituto de Turismo gasta miles de balboas (dólares) para atraer turistas a Panamá. Sin embargo, la falta de una vigilancia adecuada en esos sitios sabotea esa labor.

Como siempre, los panameños a veces no sabemos valorar los detalles y "¡nos perdemos en el bosque por no ver los árboles!



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