La odalisca era, en las culturas sagradas, una auténtica encarnación de la diosa que desplegaba en su danza el poder del fuego primordial, el fuego del origen de todo lo creado, la contraparte interna de todo lo que existe.
La danza árabe ha recibido numerosas influencias culturales, comenzando desde el aporte personal que le fue agregando cada bailarina a través de los tiempos hasta nuestros días, pues también se ha fusionado en parte con la danza clásica.
Raquel Arrue, de la Academia de Danza Árabe Rasheda, explica que además de exaltar la feminidad de la mujer, este baile también puede usarse como ejercicios, ya que tiene múltiples recompensas.
BENEFICIOS
- Puede usarse como un ejercicio de alto o bajo impacto, dependiendo de la salud y lo que quiera la persona.
- Se suda bastante y se queman calorías.
- Trabaja mucho las piernas, fortaleciéndolas.
- Los brazos también se ven beneficiados, cuando se baila con velos.
EL VIENTRE
Lejos de creer que el "belly dance" puede crear flacidez en el estómago, dice Arrue que los movimientos ondulatorios del vientre ayudan a:
- Aliviar o eliminar los dolores menstruales
- Regular la digestión
- Combate el estreñimiento
- Previene la caída del útero
- Fortalece los músculos de los esfínteres y los vaginales
- Se recomienda para mujeres antes y después de dar a luz
- Se utiliza como terapia alternativa para pacientes de cáncer.
OLVIDATE DE LA GORDURA
Si crees que porque tienes un par de libras de más no puedes bailar la danza árabe, te equivocas. Dice Raquel que el cuerpo ideal, según los árabes, debe ser rellenito, pero sin rayar en la obesidad.
ARMONIA
La danza árabe actúa directamente sobre los centros de energía del cuerpo, llamados "chakras", eliminando bloqueos, tensiones y problemas de comunicación entre dichos centros, armonizando y dejando fluir esas energías por todo el cuerpo en un mecanismo en que recibimos energías del entorno, las asimilamos y devolvemos renovadas.
RESULTADOS
Buen humor, sensación de bienestar y agilidad, actitud de entrega y generosidad en las relaciones humanas, tornando a sus practicantes más sociables y activos.
Produce desbloqueo de emociones reprimidas y tensiones acumuladas a través del tiempo por los difíciles planteos del diario vivir, la concentración que debe dirigir hacia la música y los movimientos de las coreografías hace que se desentienda de los problemas, para luego retomarlos con una óptica más positiva.
Genera un proceso de autoconocimiento que conduce a un aumento de la autoestima, de comprensión, aceptación y valoración del propio cuerpo y del propio ser. Celebra la vida, fomentando la creatividad y la expresión de la personalidad de cada individuo.
Purificación de la mente: estimula la memoria, concentración y capacidad de responder físicamente a estímulos y órdenes dadas por el cerebro, permite un mejor control sobre las acciones, movimientos, coordinación motora e impulsos.
Esta danza desarrolla la sensibilidad, el ritmo y los reflejos de las mujeres que la practican.