El crimen organizado mexicano se cobró la vida de un nuevo mando de la policía, casi al mismo tiempo en que el presidente del país, Felipe Calderón, homenajeaba a uno de los tres altos oficiales asesinados en la última semana.
El comandante de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF, fiscalía capitalina), Esteban Robles Espinoza, de 52 años, murió en un hospital al que fue trasladado una hora después de ser acribillado cuando salía de su casa en su automóvil.
En los últimos días se han recrudecido los asesinatos selectivos de altos mandos policiales y también los atentados contra grupos de policías estatales, un desafío frontal del crimen organizado contra la política de seguridad del Ejecutivo.
"Lejos de atemorizarnos o amedrentarnos redoblamos el esfuerzo en la lucha contra el crimen organizado, porque sabemos que lo que está en juego es el futuro del país", sostuvo el presidente mexicano, Felipe Calderón, al inaugurar esta tarde un hospital en el norteño estado de Tamaulipas, fronterizo con EE.UU..
Para el mandatario el combate contra la delincuencia es "una lucha de liberación de la esclavitud o del dominio que pretende imponer la delincuencia por diversos medios", por lo que llamó a la sociedad civil a repudiar la violencia de los narcotraficantes.
"Estas son horas difíciles para la Policía Federal", afirmó en otro acto Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), ministerio que ha sido duramente golpeado los últimos días con el asesinato de varios de sus miembros.
García Luna y el presidente Calderón encabezaron esta mañana en Ciudad de México una ceremonia para rendir homenaje al comisionado Edgar Eusebio Millán Gómez, coordinador de Seguridad Regional de la Federal Preventiva (PFP) asesinado el jueves también a las puertas de su casa en la capital mexicana.
Millán, considerado por la Presidencia de México como un elemento "estratégico" en las operaciones conjuntas de fuerzas federales y militares que llevan a cabo contra el narcotráfico, no pudo escapar de tres sicarios pese a que solía dormir en viviendas diferentes durante la semana para evitar atentados. Además, Millán es el mando policial de más alto rango asesinado desde que el presidente Felipe Calderón lanzó una batalla frontal contra el crimen organizado.