La mayoría de las veces, los padres quieren que los hijos sean excelentes en todo, incluyendo los deportes. Por ello, los inscriben en un sin fin de actividades deportivas para que perfeccionen su estilo al jugar, pero lo que no saben es que si al niño no le gusta el fútbol, béisbol, básquet, la natación, o no le gusta practicar ningún deporte, le están haciendo un daño al obligarlo.
Para el psicólogo Abigaíl Velásquez, el que los padres lleven a los niños a una escuela de deporte de forma obligada, les crea un trastorno en la conducta, pues va a haber un rechazo en la actividad de parte de los pequeños, que al final desencadena un hilo de problemas, que puede llegar a afectar su entorno, incluso puede bajar el rendimiento escolar o desafiar las órdenes de sus superiores.
Según aconseja Velásquez, lo ideal es que los chicos tengan la libertad de escoger lo que ellos quieren hacer, de esta manera les ayuda a socializarse más con sus compañeros, desarrollarse y formar una actitud y conducta diferente. Sea cual sea la decisión de los hijos, el padre debe respetarla y apoyarla. Abigaíl expresa que no está demás que el adulto comparta la actividad deportiva con el infante, para que así éste sienta que su decisión es respetada y valorada.
Para practicar un juego no hay edades, por lo que un padre puede meter a su hijo en el entorno deportivo, desde los dos o tres años de edad, pero esto depende de la evolución física de cada niño o niña. Así que si a su pequeño lo que le sobran son las ganas de jugar al fútbol, béisbol u otro deporte, usted solo anímelo a que lo haga mejor cada día, pero sin presionarlo.