La restauración de los altares de la Iglesia de San Francisco de la Montaña alimenta la incógnita sobre los motivos y la identidad de los artistas que los esculpieron.
Ahora, la belleza de todos sus componentes se puede ver mejor, pero eso ha contribuido a que las interrogantes se multipliquen al ver la magnificencia barroca con que fueron adornados.
¿Por qué los artistas plasmaron rubias cabezas de querubines y los alternaron con otras que muestran rasgos de las cholas del lugar? ¿Fueron los artistas, europeos o indígenas? ¿Trabajaron juntos? ¿Cómo llegó el estilo Barroco a ese lugar que era casi la frontera de la civilización colonial en Panamá? ¿Qué hay de la magnífica combinación de colores que utilizaron? ¿Y el simbolismo y hasta la crítica social en el altar de las animas?
La restauración deja ver mejor el color de los cabellos de los ángeles, y entonces para el observador es notorio los rasgos indígenas de las cariátides de los altares. La aparición de frutas americanas, como la piña y el cacao, y las flores del lugar es notoria.
En fin, el estilo Barroco, que ya para la época de la creación de los altares era criticado en Europa, es el que impera en toda la iglesia. El término "barroco" terminó siendo usado con un sentido despectivo para subrayar el exceso de ornamentación. Aunque después fue finalmente rehabilitado por historiadores del arte que lo identificaron como una clase diferente dentro del arte "elaborado".
Lo que sí es cierto es que se puede escribir mucho más sobre el tema como que en el altar de las Ánimas se puede ver al arcángel San Miguel sobre las llamas del purgatorio, donde penan obispos papas, reyes y gente común.
Pero en fin, allá en el centro de Veraguas, en la Iglesia de San Francisco de Veraguas, hay un tesoro de valor incalculable que puede convertir a la región en un centro cultural o un gran destino turístico.