Hacia el año 1850 un turista de visita en la ciudad de Colón, manifestó a Viva, Crítica en Línea voz, "quien quiera conocer la tacita de oro que venga pronto por que se acaba" y razón tenia al ver como una maravillosa ciudad se desvanecía entre ruinas y fango producto de la desidia gubernamental y que ha perdurado a través del tiempo.
Dos siglos han pasado y todavía prevalece el deterioro fuertemente marcado de una ciudad que se resiste a desaparecer, a pesar de las tantas promesas de quienes se han acercado a buscar los votos a la hora de participar en una contienda electoral.
Aunado a esto las danzas de los millones que por sus calles han y siguen pasado como hojas llevadas por el viento, nunca se detienen ni siquiera para que el perro mas flaco lo olfatee, sino que su destino es cualquier sitio menos Colón.
Hace algunos años una ministra de vivienda aseguró que volvería de esta ciudad histórica un lugar paradisíaco y por ello su cartera invertiría más de 10 millones de balboas para restaurar, construir y preparar a la ciudadanía hacia una nueva etapa de desarrollo y oportunidades que seria la envidia de muchos.
Pero al igual que la danza de los millones que aun se pasean por la zona franca, estos 10 igualmente se los llevo el viento hacia otras áreas y los colonenses siguen esperando ver cumplida otra promesa más que por ciento cincuenta y ocho años han prometido los que no tienen conciencia.
Quienes han podido entrar a una de estas viviendas deteriorada, han podido ver que el sol ni siquiera entra por ser aristócrata y mucho menos una ministra que debió haber cumplido su promesa y hoy pretende decirle a los colonense, que de llegar al solio presidencial Colón volvería a ser la tacita de oro.