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Por: Jorge E. Ruiz | Cooperativista

El Canal de Panamá, "la religión que une a todos los panameños", y las expectativas sobre la propuesta para su ampliación mediante la construcción de un tercer juego de esclusas, fueron despejadas el lunes pasado en un histórico acto celebrado en el Palacio de Convenciones Atrapa.

El acto, revestido de una gran solemnidad por la presencia del Excelentísimo señor Presidente de la República, Martín Torrijos Espino, ha sido noticia, no sólo en el ámbito nacional, si no internacionalmente, lo que demuestra el interés mundial por dicha obra.

Ahora, con esa misma solemnidad y pensando sólo en los intereses de la Patria, que sin lugar a dudas se vislumbran muy buenos, debemos decidir a través de un referéndum, la ratificación o no de la propuesta presentada.

Hemos conocido, que desde 1939, cuando los norteamericanos administraban nuestra ruta acuática, había un proyecto para su ampliación; en el ejercicio del periodismo, posteriormente, informábamos acerca de la Comisión Tripartita entre los gobiernos de Estados Unidos, Japón (dos de sus más grandes usuarios) y Panamá, que estudiaban otras alternativas para su expansión, o la construcción de un canal a nivel.

Es decir, desde hace muchos años atrás se vislumbraba la necesidad de ampliar el canal para brindar un mejor servicio al comercio marítimo y por ende, lograr mayores beneficios económicos para sus usuarios y dueños de la obra.

Entonces, si tanto usuarios como beneficiarios coinciden en la necesidad de modernizar esta portentosa obra, los panameños no debemos dudar en dar nuestra aprobación.

Lo que sí debe el gobierno, y que ya ha dado muestras positivas, es adelantar la aprobación de una Ley o quizás de varias, que obliguen a que un gran porcentaje de las ganancias que se generen, se inviertan en obras sociales que beneficien a todos los panameños, en especial, a los más necesitados.

Y el próximo lunes también se celebra un hecho histórico: el Día Internacional del Trabajo.

Quiera Dios que en esa fecha, aparte de los discursos de ciertos dirigentes sindicales; de la indiferencia de otros que prefieren irse de paseo, el trabajados consciente medite sobre los cuatro objetivos estratégicos que tiene como meta la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) y que son: promoción de los derechos fundamentales en el trabajo; promoción de mayores oportunidades para la creación de empleos; la ampliación de la protección social para todos y el fortalecimiento del diálogo social.

Que éste 1 de Mayo, celebrado internacionalmente por los trabajadores de todo el mundo, patronos y empleados hagan votos por zanjar diferencias mediante el diálogo constructivo.



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