Real Madrid y Barcelona, los dos grandes del fútbol español, trasladan a la competición más importante del mundo a nivel de clubes la magia de un clásico repleto de histórica rivalidad, por alcanzar la gran final de Londres y alimentar el gran objetivo de la temporada.
Ninguno quiere el papel de favorito. Por historia le pertenece al Real Madrid. Por presente al Barcelona. La lucha psicológica la representan sus entrenadores, José Mourinho y Pep Guardiola.
Será el tercer asalto de un mes de locura entre los dos eternos enemigos. Los dos últimos duelos, los más trascendentales. Los que impulsarán el camino hacia la Décima o la Cuarta Copa de Europa. Un enfrentamiento a vida o muerte que proclamará un vencedor de la temporada tras repartir Copa del Rey, para el madridismo, y Liga para los culés.
La batalla táctica del terreno de juego, la convierten en dialéctica. Máximo respeto, pero dardos envenenados en puente aéreo. Sobre el césped, el fragor de la batalla se olvida de amistades y compañeros de selección. En el campo solo hay enemigos. Más aún desde el doloroso 5-0 del Camp Nou, eso fue una bofetada para Madrid.