Aún faltan cinco días para que Juan Pablo II sea beatificado por el Papa Benedicto XVI, pero el recuerdo de este carismático Pontífice, fallecido en 2005, ya se ha apoderado de las calles de la Roma, donde los grandes monumentos y las ruinas comparten protagonismo con Karol Wojtyla.
Imágenes enormes que muestran al Papa polaco oficiando misa y otras más humanas cogiendo a un niño entre sus brazos pueblan desde hace unos días las estaciones de metro de la Ciudad Eterna, las paradas de autobuses e, incluso, las farolas de las calles más céntricas de Roma.
"Damose da fà... Semo romani (Pongámonos en marcha. Somos romanos)", es el mensaje que se puede leer en la mayor parte de los carteles.
Está escrito en el dialecto romano porque Juan Pablo II lo pronunció así, una frase que han querido recordar las autoridades de Roma para participar en un momento histórico y sin precedentes como este, ya que en los últimos diez siglos de la Iglesia Católica ningún Papa proclamó beato a su predecesor.
A medida que uno se va acercando a la Ciudad del Vaticano, donde Juan Pablo II se convertirá en beato el próximo domingo, la presencia del que fuera Pontífice se acentúa cada vez más, ya que se pueden encontrar recuerdos de toda clase como los tradicionales calendarios, las postales con su rostro y los bustos de porcelana, hasta las tazas de desayuno, los ceniceros, los platos y las camisetas estampadas con su imagen en todos los colores.
RELIQUIA
Una muestra de sangre tomada al Papa Juan Pablo II cuando se le hospitalizó por última vez será utilizada como reliquia oficial de veneración una vez que sea beatificado, anunció el martes el Vaticano.
Con ello, la Santa Sede puso fin a las interrogantes sobre cuál reliquia sería presentada durante la beatificación de Karol Wojtyla, prevista para el domingo.
En un comunicado, el Vaticano dijo que jamás se utilizaron cuatro frascos pequeños que contienen sangre tomada a Juan Pablo II durante sus últimos días para una posible transfusión.