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Mujer: mil pedazos
La mujer ha evolucionado, sin embargo ahora tiene más roles que nunca.

Rocío I. Martins A. | Eva, Crítica en Línea

Ser mujer nunca ha sido tarea fácil en un mundo dominado por los hombres, afirma la psicóloga Celeste Gonzaléz, especialista en terapia familiar. Llevar una vida profesional y familiar sobre los hombres, resulta a veces muy complicado. No todas las mujeres están preparadas para dicho reto. Sin embargo, hoy día, y como producto de la lucha, del aporte y del testimonio de vida de muchas mujeres a lo largo de los siglos, la mujer ha ido transformado su rol a lo largo de los años.

Desde hace ya tiempo, la mujer, al igual que el hombre, incursiona en todos los ámbitos en que se discurre la vida sobre el planeta. Junto con el hombre es gestora del desarrollo de las ciencias y la tecnología, participa en la toma de decisiones políticas que afectan el desarrollo de los pueblos, genera ingresos y riqueza y ahora también adquiere un rango militar y va a la guerra a defender la vida.

Estos espacios de participación (ganados por las mujeres), si bien es cierto que reconocen en las mujeres su capacidad intelectual y su condición de igualdad en dignidad y derechos, también le asignan múltiples funciones y tareas, muchas de las cuales deben cumplirse simultáneamente en el día a día, puntualiza la especialista.

La mujer debe dividir su tiempo entre el hogar y el trabajo, pues la vida profesional que ella quiere ejercer no la exime de tener que realizar las labores del hogar, ni mucho menos de ser madre y esposa.

En la actualidad, la mujer sale a la calle a generar ingresos, a "ganarse el pan de sus hijos"; debe seguir estudiando, si quiere mantenerse a nivel competitivo con el hombre, debe participar activamente en la política de su país para no correr el riesgo de que los derechos obtenidos se pierdan. Mientras está en su lugar de trabajo debe estar pendiente vía teléfono de que "todo en casa esté bien", que si los chicos comieron, se bañaron, tomaron sus medicinas, que no vean mucha tele y que se pongan a hacer sus deberes escolares.

Cuando regresa a casa de noche y cansada, muchas tienen que cocinar, terminar de hacer oficios y sentarse por varias horas a realizar los tareas escolares con los niños, quienes seguramente no hicieron caso y se la pasaron pegados al televisor o al computador. Este tiempo, no suele ser agradable, ni para las madres quienes se preguntan todos los días, por qué ellas deben volver a repetir los grados de escuela, ni por los chicos, quienes además de pasárselas solos sin mamá durante todo el día, deben ahora tenerla como "maestra regañona", en lugar de jugar, echar cuentos y divertirse, luego de un día cargado de trabajo y de escuela.

Y luego, ya para cuando el cuerpo ni el espíritu da para más, lo más probable es que la mujer tenga que cumplir, como siempre lo ha hecho, con su "deber de esposa", sin ese toque esencial de romanticismo, ternura y afecto. Aunque por dentro arda de deseos, pero ya sin fuerzas.

Ser mujer hoy en día, aún a pesar de las conquistas en materia de espacios de participación y de derechos humanos sigue siendo una tarea difícil. Realmente, la mujer no será del todo libre y no se le hará justicia plena en sus derechos, si paralelamente a la transformación de su rol fuera de casa, el hombre no transforma su rol también dentro del hogar.

Al principio, desde la época de las cavernas, el dominio lo ejerció el hombre, primero por su fuerza física y luego por el poder económico y político celosamente guardado por él. La mujer no podía ir a la guerra para defender la vida ni las propiedades, no recibía educación y su función principal era la de tener hijos, cuidar de ellos y de la agricultura, así como "cumplir con sus deberes" de esposa o amante y se le permitía expresarse en el campo de la estética y el arte.



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