El Espanyol vapuleó ayer al Werder Bremen (3-0), en un encuentro jugado a la perfección por la escuadra catalana, que sacó todas las vergüenzas a un conjunto alemán que nada pudo hacer para frenar el vendaval de juego blanquiazul.
Salió algo agarrotado el Espanyol en los primeros minutos, sin la alegría de anteriores encuentros europeos; mientras que el Werder Bremen impuso su poderío físico y calidad en el centro del campo, impidiendo maniobrar a los futbolistas de talento blanquiazules.
Los alemanes se hicieron con la posesión del esférico, aunque su dominio fue estéril en materia ofensiva.