Con gran asombro leo uno de los títulos de El Panamá América en página A-4: "Cuestionan exoneración de responsabilidad al PRD por desapariciones en la dictadura".
Lo que más preocupa es que es una sugerencia de la Comisión de la Verdad, nombrada precisamente para conocer de los desaparecidos y quiénes supuestamente son los culpables.
Preocupa a los que nos arriesgamos durante la dictadura, por mandar fax y caricaturas en contra de la tiranía y pertenecer al coro de Cristo Rey por espacio de años, temerosos que los batalloneros instalaran algún artefacto explosivo o una bala acabara con el cura Villanueva en esas vibrantes prédicas en contra de los que nos oprimían y dejaron huellas de desastres en todo Panamá.
El brazo derecho de los militares eran precisamente personajes del PRD y secuaces muy bien pagados.
Acaso se han olvidado de las vísceras de muertos del Santo Tomás que regaron alrededor de la Iglesia El Carmen, como regalos para los civilistas.
Acaso se han olvidado de la muerte del Dr. Hugo Spadafora, Padre Gallego, Floyd Britton, Rita Wald, Eber Quintanar, Andrés Fistonich, Los Santizo, Heliodoro Portugal, Alcibíades Batista en la entrada de Villa Soberanía y de tantos desaparecidos.
Se olvidó la Comisión de la Verdad que aún vivimos muchos de los que sí recordamos muchos hechos denigrantes y humillantes por parte de los militares y sus adeptos en contra de un pueblo que sólo pedía libertad.
Me pregunto ¿Para qué asumieron el cargo de investigar o esclarecer los crímenes de la dictadura; no se dan cuenta que la verdad se lleva con gallardía hasta las últimas consecuencias?
Las nuevas generaciones necesitan saber la historia de aquellos años de frustraciones, en donde mientras un pueblo perdía todas sus libertades, los milicos se paseaban con maletas llenas de dinero por todo el territorio nacional y fueron tratados como los dioses del Olimpo.
Pero, el poder de Dios no abandona a su pueblo y desde aquel día en el templo de El Carmen que un globo se elevó y se elevó y se posó en los brazos del niño Jesús y su madre, los que nunca perdimos la esperanza, nos percatamos que los días del dictador Noriega estaban contados.
Es recomendable que los periodistas que en aquellos tiempos eran unos niños, se esfuercen por leer los periódicos y la historia patria de la época, que por más de una veintena de años, por culpa de malos panameños, fuimos noticia vergonzosa a nivel mundial y que ahora tratan muchos de ocultar. |