|
Martín Torrijos demostró en el último congreso de su partido, su liderazgo y control de la mayor agrupación opositora del país.
Esto es el reflejo de una ausencia total de competidores, debido al desgaste de un partido en cuyos organismos internos los directivos se mantienen en las posiciones de manera vitalicia.
Martín enfrentó a toda una serie de conspiraciones y de verdades virtuales que para el público observador pudieran ser viables, pero no así para la membresía de su partido.
De esta forma, al joven opositor le será fácil definir el próximo CEN porque así su autoridad se lo permitirá. A partir del congreso de Veraguas, debe comenzar otra etapa en la conducción del perredismo, porque ya Martín no le debe a nadie su posición y tendrá que replantear muchas cosas, entre ellas, el sectarismo que se ha apoderado de este movimiento.
El dirigente debe reflexionar en torno a la Asamblea de cuyo pacto META, lejos de encontrar el mejoramiento de este órgano, los condujo a grandes escándalos y debe medir muy bien la próxima contienda por la dirección de este organismo. Martín consolidado es un hecho concreto que lo conduce definitivamente a encabezar la nómina presidencial para el 2004. |
