Dice un dicho que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", que en cierta forma es la pura realidad. Algunos seres humanos no valoran nada. Al perderlo, es que nos damos cuenta cuánto queríamos a un amigo, un hermano, o una madre.
¿Por qué será así?. Esa respuesta es sencilla. Es que estamos tan confiados en que lo tenemos a nuestro lado estará allí, pero no abrimos los ojos para conocer que nada dura para siempre.
Decir te amo no toma ni tres segundos hacerlo, sin embargo, para millones de personas en este mundo, es difícil y sólo sale a relucir el sentimiento guardado en una agónica ceremonia religiosa para despedir al ser querido.
Hermano, si estas palabras han penetrado tu corazón y estás al lado de las personas que amas (hijos, padres y esposa etc.), detente y abrázalos y diles cuánto los quieres.
Esperar perderlo todo para sacar valor de las cosas no es correcto. Lo mejor, amigo mío, es reconocer que tu trabajo, tus seres queridos y tu prójimo tienen un valor muy importante en tu vida, tan importante como nos valora Cristo, quien nos ama y nos espera en sus brazos si le aceptamos en su corazón a pesar de nuestros pecados.
No hay nadie en este mundo que nos valore como Cristo lo hace. Entonces por qué no hacemos lo mismo con las personas que nos rodean. Busquemos el amor de Dios, primero, y Él nos enseñará, a través de su Espíritu Santo cómo amar a nuestros enemigos. |