En el mercado hay una ‘chorreteada’ de autores que dicen ser eruditos en la materia, llámase astronomía, historia, farándula, deportes o teología. Muchos dedican años de estudio y de investigación hasta lograr plasmar la anhelada obra, mientras hay quienes sólo se limitan a escribir lo que escuchan por ahí, como quien dice en los pasillos.
Registrar en blanco y negro una obra, que se supone va a ser leída por muchos y que buscar educar, es un tema serio, sobre todo si nos identificamos. Nuestro nombre nos da y nos quita el sustento dependiendo de qué tan buenos seamos. Por ello, es necesario tomar las precauciones del caso para cuando saquemos a la luz un libro o publiquemos un escrito vaya sin errores.
Los comunicadores sociales representan un grupo profesional que debe velar de forma celosa por brindar educación.
Es inaceptable tergiversar los hechos. La historia no se puede cambiar escribiendo cosas que no ocurrieron y fechas que no son correctas.
Si usted, sí.., con usted, que trabaja en un medio de comunicación o en una institución de difusión, cae en el error de jugar con la educación de los que leen las historias, por favor analice su trasfondo y evite hacerle daño a su buen nombre y al de los personajes que han hecho historia.
Gracias a Dios la tecnología que nos ha regalado permite que encontremos millones y millones de publicaciones por Internet que nos sirven de guía para evitar caer en errores garrafales como confundir la bandera de un país o el nombre del hijo de un artista. ¡Analice! Esto es bien serio o busque consejos de alguien que pueda ayudarlo. |