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Hay quienes tienen la tendencia de realizar este tipo de comportamiento y lo tienen a tal punto que no lo pueden detener. A pesar de que no tengan el dinero, piden prestado, usan las visas y otras tarjetas de crédito. Tienden a engañar, a estafar, a cometer delitos, a mentir.  |
El psicólogo señala que hay que hacer una diferencia entre la persona que consume de una manera obsesiva y la persona que presenta una adicción, que es un indicador de que existen problemas psicopatológicos.
Hay personas que compran cosas innecesariamente por épocas, según el bombardeo de la publicidad y de su capacidad económica.
Pero hay otros que tienen la tendencia de realizar este tipo de comportamiento y lo tienen a tal punto que no lo pueden detener. A pesar de que no tengan el dinero, piden prestado, usan las visas y otras tarjetas de crédito. Tienden a engañar, a estafar, a cometer delitos, a mentir.
Dice Bethancourt que las personas tienden a hacer las compras porque quieren estar a la moda o porque les gusta. Estas personas que no pueden inhibir esto entran en una adicción, tienen que hacerlo de una forma habitual, no pueden detener el hábito y necesitan psicoterapia, porque este problema puede causar problemas maritales serios y llevarlos hasta la cárcel.
A su vez, Bethancourt aclara que cuando las personas están deprimidas y se van de compras, no entran en la conducta de comprador compulsivo, necesariamente.
Puede que un comprador compulsivo esté deprimido y que de esa manera reduzca la ansiedad y la tristeza que está ligada a su estado de ánimo comprando, porque comprar trae placer.
Comprar es generalmente algo placentero y es considerado dentro de las teorías del aprendizaje como un reforzador social, reforzador aprendido que es positivo y la gente recibe esta recompensa al comprar y esto ayuda a reducir la depresión temporalmente.
Asimismo hay quienes lo hacen por otras razones, no necesariamente porque están deprimidos.
Como vimos antes, los compradores compulsivos niegan sufrir este trastorno. Es por ello que no son personas candidatas a asistir voluntariamente a un consultorio psicológico, pues no aceptan que necesitan ayuda.
"Generalmente es la familia la que presiona para que el comprador compulsivo reciba ayuda", dijo Bethancourt.
El tratamiento para un consumidor compulsivo tiene tres fases:
Evaluación. Mediante la evaluación se podrá conocer qué otros problemas tiene además de ser un comprador compulsivo. Puede tener depresión, ansiedad y otros trastornos ligados a la familia. Diagnóstico. Permitirá determinar cuál es el tratamiento para remediar el trastorno. Tratamiento. Un tratamiento por excelencia es el tratamiento cognitivo conductual. Ese tratamiento eliminará las creencias y los pensamientos que tienen las personas ligadas al placer de comprar. Se le eliminan los pensamientos y se le reemplazan. Luego se empieza a trabajar la parte conductual que tiene que ver con darle otros tipos de actividades placenteras que no tienen nada que ver con el consumo. Se le dan actividades donde no tiene que consumir, ni pagar como correr, caminar, nadar u otro tipo de actividades deportivas.
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