EDITORIAL
Abusos de la dictadura
El voluminoso informe de la Comisión de la Verdad sobre los crímenes perpetrados durante la dictadura militar que gobernó a Panamá durante el período de 1968-1989, ha refrescado entre los panameños los abuso que se llegan a cometer durante un gobierno de facto.
Muchos panameños, sobre todo los jóvenes, no se imaginan los tratos crueles que sufrieron muchos de los opositores a los militares. Se cometieron asesinatos, se torturó y fueron desaparecidas personas por el solo hecho de oponerse al Golpe de Estado perpetrado el 11 de octubre de 1968 por los coroneles Boris Martínez y Omar Torrijos.
Los documentos desclasificados por los Estados Unidos y logrados por la Comisión de la Verdad revelan además la complicidad del gobierno norteamericano con las prácticas atroces de los elementos de la Guardia Nacional.
Los cables que enviaban funcionarios de la Embajada de Estados Unidos al Departamento de Estado sobre el levantamiento de los arnulfistas y elementos de izquierda, prácticamente eran un espaldarazo a los castrenses por las acciones de eliminación de estos opositores.
El tema de los desaparecidos y los asesinatos perpetrados por la dictadura reviven una vieja polémica con ribetes políticos. El opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) teme que el informe sea utilizado para desprestigiar a sus figuras.
El PRD fue el brazo político de los militares y la mayoría de las víctimas durante la dictadura eran seguidores del derrocado mandatario Arnulfo Arias, que se levantaron en armas contra el Golpe de Estado.
Frente al tema hay que tener madurez. Más que el afán politiquero, se deben buscar mecanismos para profundizar las investigaciones que desarrolló la Comisión de la Verdad; y en este renglón los antiguos jefes castrense deben brindar la mayor colaboración.Hay jefes de cuarteles como el de Tocumen que deben hablar de una vez por todas, porque nadie cree que se realicen entierros clandestinos en una instalación militar, sin que el encargado se entere.
La cacareada obediencia debida, el código de silencio y el guardar las espaldas a superiores no tienen cabida frente a esos macabros hechos. La dictadura pasó a la historia, pero hay un grupo de familias panameñas, que no saben el paradero de los restos de sus seres queridos. Señores militares, digan de una vez por toda la verdad. ¿Hasta cuándo llevarán en su conciencia ese peso?.
PUNTO CRITICO |
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