Dulce de marañón, dulce de frijoles y pepitas de marañón asadas son algunas de las comidas típicas que se acostumbran preparar en la Semana Santa en diferentes comunidades de Penonomé, sobre todo en áreas rurales.
En la comunidad de El Rosario, algo que se acostumbra para el verano y sobre todo, para la época de Semana Santa, es asar pepitas de marañón en la parte de atrás de las casas, y aunque el trabajo no es nada fácil, se hace porque es muy rico este producto que se come en familia en horas de la tarde y en la noche, recordando cuentos de los abuelos.
Los niños de ahora lo practican, pero no es como antes, dice el abuelo Braulio, quien asegura que antes sólo se preparaba el dulce de frutas, pepitas de marañón y nada más, porque no se podía cocinar mucho, se hacía una sola comida y se servía en la tarde con el dulce de marañón y las pepitas y sin olvidar el dulce de frijol en algunas casas.
Otra de las preparaciones que se sirven en Semana Santa es la típica comida con pescado frito, pero del río, pues en comunidades pobres no hay dinero para pagar el pescado tan caro que venden los pescadores, por ello, días antes a la semana Santa se dedican a ir a los ríos y charcas a pescar.
Esta práctica aún se da en la comunidad de El Rosario, El Coco, Jagïito y otras que pertenecen al distrito de Penonomé y que no pierden la tradición, sobre todo acompañada con un dulce de frijoles que no puede faltar, se trata de frijoles con raspadura, leche, canela y clavito de olor.
Para doña María, una tía de unos 57 años, residente en Pajonal Arriba, las costumbres son parecidas, pero en su plato para el Viernes Santo no puede faltar el arroz, pescado o tuna o sardinas o simplemente se hace el dulce de frijoles y se brinda a los vecinos con la clásica pepita de marañón.