La Policía capturó a cuatro asaltantes de turistas y, cuatro días después de que estos estaban a órdenes de la PTJ de Ancón, la Fiscalía Auxiliar descubrió que habían sido torturados físicamente.
Los acusados de robo denunciaron a la policía como los responsables de los golpes que mantenían en su cuerpo. Además, uno de ellos hizo énfasis en que un policía apellidado Jiménez fue la persona de la cual no se podía olvidar, porque también lo castigó más que a cualquiera de los otros.
Pero lo más raro de eso es que en ninguna de las dos subestaciones de policía existe la unidad policial con el apellido Jiménez que el asaltante menciona. Aunque el apellido del custodio de la PTJ que recibió a los presos en Ancón, es Jiménez.
Esa situación que mantiene a siete policías presos y tres sobreseidos, a continuación explicaremos detalladamente, tiene sus orígenes en la noche del pasado 9 de marzo y la madrugada del viernes 10.
Según Rolando Mirones, en su momento, por la violación a los derechos de los presos, fueron separados 10 miembros de la Policía, quienes laboraban en la subestaciones de Turismo y de San Felipe.
EL DINERO
Los cuatro colombianos asaltados ingresaron al país en horas de la noche del 9 de marzo; ellos no declararon con cuánto dinero entraron a Panamá por temor a ser robados, debido a la fuga de información que se da en el Aeropuerto Internacional de Tocumen.
Pero, según se desprende de la investigación, los "paisas" traían un total de B/. 27 mil dólares americanos en efectivo y B/. 250 mil pesos colombianos.
EL ITINERARIO
Los extranjeros alquilaron un vehículo en el Aeropuerto de Tocumen, y tenían como destino quedarse a dormir en la provincia de Colón, ya que -al día siguiente- pensaban ingresar a la Zona Libre de Colón. Producto del estrés del viaje en avión, decidieron ir a comer a un restaurante en la Vía España. Luego tomaron la carretera que conduce a Cerro Patacón para acceder al Corredor Norte, donde son asaltados.
EL ROBO
Al parecer, no había transcurrido 2 minutos de haber ingresado al Corredor Norte, cuando un vehículo sedan blanco con los números 3526, hechos con cinta adhesiva y escolta, se aproximó al carro de los paisas y los detuvo; ellos presumieron que se traba de un patrulla de la Policía y, por ende, se orillaron. Del automóvil, se bajó un sujeto de tez "morena", uniformado de azul, quien le solicitó la licencia de conducir a uno de los colombianos; simultáneo a esta situación, llegó otro carro y le cierra el paso al auto de los colombianos.
Inmediatamente, el primer automóvil se retiró del lugar, echando reversa, y los cuatro integrantes que estaban a bordo del segundo vehículo se bajaron con armas de fuego automáticas con las cuales los intimidaron. Posteriormente, los ladrones se dividen en grupo de dos y, como norma, obligan a que en cada auto vayan dos de ellos con dos colombianos. Finalmente, arrancan los vehículos en columna, tomando como norte Vacamonte.
En el trayecto, el colombiano que va en el puesto del copiloto logra sacar una faja de billetes americanos (B/.5, 000) y los esconde debajo del asiento sin que los dos ladrones se percataran de la osadía del extranjero.
Ambos vehículo llegaron próximos a una fábrica de gas. Allí sacan de los automóviles a los cuatro colombianos y los desnudan. Los golpean y son amenazados de muerte, si no les decían dónde está la droga.
Los delincuentes persistieron en saber dónde estaba escondida la supuesta droga y, al ver que no lograban una respuesta satisfactoria, decidieron tantear los intestinos gruesos de los colombianos. Introdujeron los dedos dentro del recto de los turistas, como quien busca comprimidos de droga. No encontraron nada de "coca" y los abandonaron con ropa interior: calzoncillos y camisetas. Pero se llevaron B/. 22 mil dólares americanos y B/. 250.00 pesos colombianos.
EL RESCATE
Un morador del lugar logra ver a los extranjeros semidesnudos en la vía y decide ayudarlos. Los traslada a la PTJ de Vacamonte, de allí pasan a la PTJ de Ancón, donde las víctimas interponen la respectiva denuncia y son llevadas, posteriormente, a la Policía de San Felipe y Turismo.
LA CAPTURA
El Grupo de Choque Centenario de la Policía de El Chorrillo ve a los ladrones de los turistas. Los delincuentes se encontraban por Calle Estudiante, próximo a las inmediaciones del Instituto Nacional, en Santa Ana.
Las unidades policiales, según el informe, vieron un grupo de personas con armas de fuego y repartiéndose dinero, además había un vehículo.
Los policías iniciaron la persecución. El grupo, compuesto por los maleantes, se segregó, diviéndose en subgrupos de dos. Uno de ellos se va a pie y los otros, en carro. La captura del que se fue a pie se da próximo a la Plaza 5 de Mayo. El detenido tenía en su poder B/. 250.00 mil pesos colombianos. Luego es conducido al DIIP de San Felipe.
Una hora más tarde, un pastor llamó a la subestación de Policía de El Chorrillo para informar que un sujeto estaba escondido en la iglesia; entonces se desplazó de nuevo el Grupo de Choque y lo captura.
Este segundo detenido confiesa que estaba huyendo porque había participado en un robo a unos turistas colombianos en el Corredor Norte.
Los dos arrestados por el robo a turistas fueron conducidos a la DIIP de San Felipe y de allí a Turismo, estos coordinaron con la PTJ de Ancón y los extranjeros son llevados también a la subestación de Policía de Turismo.
Allí el personal de turno, al ver el estado de los extranjeros, les dio de comer. Los colombianos también recibieron ropa, que era de los policías, quienes consiguieron un hotel para que los extranjeros pasaran la noche.
EL PARTE MEDICO
Para que un preso pueda ser recibido por la PTJ, la Fiscalía y correccional (cárceles), deben haber pasado por un parte médico primero. El parte médico es un requisito obligatorio que se le exige a los estamentos de seguridad del país.
Al día siguiente, fueron llevados al parte médico, el cual se efectuó en el Cuarto de Urgencias del Hospital Santo Tomás, el preso apellidado Alarcón presentaba un leve trauma en la parte superior de la ceja izquierda, hombro izquierdo y estómago, de acuerdo con el informe oficial del galeno del Hospital Santo Tomás.
EN LA PTJ
Después, los detenidos fueron llevados a la PTJ de Ancón, donde un médico de turno comprobó la evaluación física efectuada a los sospechosos por el galeno del HST y dio su visto bueno para admitir a los señalados.
Cuatro días después, detectives de la PTJ de Ancón, dieron aviso a la Fiscalía Auxiliar de que hay un sujeto detenido que presenta múltiples golpes en la anatomía, incluyendo glúteos, piernas y tórax, razón por la que el Fiscal ordena la separación y detención de 10 unidades de la Policía Nacional, sin tomar en cuenta quiénes estaban de turno y quiénes no.
En la declaración jurada del sospechoso Alarcón, éste señala que el que más lo golpeó fue un policía de apellido Jiménez y que ese nombre no lo podía olvidar porque fue la persona que más lo golpeó.
En las investigaciones que realizó la Fiscalía, en busca de la supuesta unidad policial apellidada Jiménez, no se encontró a nadie con ese nombre en ninguno de los cuarteles policiales: San Felipe, Turismo y El Chorrillo.
Pero presta la casualidad de que el detective que recibió a los sospechosos en la PTJ de Ancón tiene de apellido Jiménez.
ABUSO DE AUTORIDAD
Lo ilegal en el proceso seguido a los 10 policías que fueron sometidos a reconocimiento es que sólo tres de ellos resultaron negativos; un teniente, un cabo 2do y un cabo 1°; la Fiscalía Auxiliar ordenó su sobreseimiento; sin embargo, la Policía Nacional todavía los sigue investigando, pese a que la Fiscalía está por encima de la Policía.
Con esa medida, también se violan los derechos de los uniformados, ya que los sobreseidos no se pueden armar tampoco tienen sus placas aunque están en la policía, pero sin poder de actuar.