La reciente película del actor australiano Mel Gibson, "La Pasión de Cristo", ha generado un debate sobre el papel que jugaron los acusadores de Jesús, es decir, los judíos.
En el colegio secundario católico, se nos enseñó que la muerte de Jesucristo en la cruz no fue responsabilidad única del pueblo judío. Fue toda la Humanidad quien despreció al enviado de Dios. Es más, técnicamente fueron los romanos que hicieron "el trabajo sucio" de trabarlo en el madero y ponerlo en el Gólgota.
Este error de prejuzgar al pueblo judío ha causado severas purgas derivadas de la Diáspora.
Ahora que el Medio Oriente es un hervidero por la guerra en Irak y la lucha entre Israel y el pueblo palestino, se teme que vuelva a surgir una campaña antisemita. Hasta algunos hablan de que los cristianos puedan pasarse al bando musulmán, por la discrepancia del concepto del Mesías con los judíos.
Por ello, cuando veamos la película de Mel Gibson, es necesario notar el verdadero mensaje del video: Jesucristo vino a salvar a todos los hombres, sacrificándose por nosotros. Igualmente, también recordemos que Jesús de Nazareth, los Apóstoles y sus seguidores, los primeros cristianos, eran judíos reformados.