Increible pero cierto, a raíz del controversial y criticado ascenso del Doctor Liborio García Correa como nuevo Defensor del Pueblo se ha destapado un tema considerado duro y crudo a la vez.
Este se refiere al maltrato intrafamiliar, en especial de hombres recios y llenos de problemas, quienes descargan su ira golpeando a sus novias o esposas.
A criterio de técnicos consultados y expertos en ciencias forenses, este es un mal de vieja data que viene vigente desde hace siglos.
No es posible que personas que guantean a sus compañeras sentimentales sean premiados con cargos públicos en especial aquellos que tienen que ver en forma clara y diáfana con la defensa de los intereses populares.
Esto se ha visto con más fuerza con el espinoso episodio del abogado Liborio García Correa, quien contra viento y marea ya juramentó como nuevo Defensor del Pueblo.
Su esposa negó en forma enfática que Liborio, un experimentado abogado y hombre de Dios, o sea Diácono la halla golpeado.
Palabritas duras si, pero golpes jamás señalaron ambos en una entrevista televisiva.
Por cierto que en nuestro Código Penal, hay castigo y penas severas por esta clase de acciones, las cuales sobrepasan los tres años.
No puede ser que profesionales graduados en buenas universidades y con apellidos de abolengo, le peguen sin misericordia a sus esposas, que a la vez son madres de un, dos o tres hijos quienes en la mayor parte de los casos tienen que presenciar gritos, tiradera de vasos, platos y una desigual sesión de boxeo a la panameña provocada por personas que evidentemente no andan bien de la cabeza. Por otro lado, hay hombres que son víctimas de maltratos en especial verbales por parte de sus medias naranjas, según analistas consultados por este medio.
Esta acción tampoco es justa, pues ambos extremos son peligrosos e inadecuados en pleno siglo XXI.
El maltrato intrafamiliar es una especie de cáncer moral, que debe ser extirpado poco a poco de nuestra sociedad, según un psiquiátra consultado, quien prefirió mantener su identidad en reserva al ser cuestionado sobre este sórdido asunto.
No es la primera vez que personajes públicos, ya sean abogados o políticos se ven envueltos en esta clase de zafarranchos de naturaleza personal que siempren se extienden al ámbito público. Hasta juicios se han celebrado.
PROBLEMA CRUCIAL
La elección del catedrático universitario, abogado y Diácono de la Iglesia, Liborio García Correa como nuevo Defensor del Pueblo ha originado un especie de tormenta en un vaso de agua, en especial entre los sectores feministas que no lo pueden ver ni en pintura.