Dice la historia que a la llegada de los españoles los guerreros prehispánicos se pintaban el cuerpo con achiote, no sólo por ostentación o para amedrentar al enemigo, sino para librarse de los mosquitos, que eran terribles. Alguna vez el emperador Moctezuma Xocoyotzin recurrió a esta pasta (que se obtiene macerando las semillas), se pegaba la capa cerosa o vello de diversas semillas para hacerse una especie de "medias" protectoras.
Hoy el extraído de achiote, se utiliza para condimentar quesos, pastas, helados embutidos, mermeladas y más. Y que decir de las empresas cosméticas de reconocido renombre como la Maybelline, Esteé Lauder o Revlón que demandan este cultivo para la fabricación sus afamados lápices labiales, bases, sombras y demás productos tan demandados por las mujeres en el mundo entero.
Aunque el uso principal del achiote actualmente es como un colorante de alimentos, pues estudios han indicado que sus propiedades, tanto en el colorante como el aceite y la goma, son inofensivos para la salud.
Al ser su madera apreciada para la ebanistería esta especie podría ser una amenazada en los próximos años.