Los cuatro hermanos eran hijos del matrimonio del herrerano Manuel Solís, de 65 años, y la chorrerana Marcelina Fernández, de 61 años. Eran siete hijos: seis varones y una mujer.
Pero por cosa del destino, la mañana de ayer una tragedia laboral, la redujo a tres: Víctor, Manuel Matías y Margarita.
En la casa rondaba el sufrimiento. Vecinos rodearon el inmueble para darle el pésame a la familia, que aún no asimilaban lo sucedido.
"Se acabaron los Solís", así se expresó, Margarita, hermana mayor de los cuatro trabajadores que perdieron la vida.
Los difuntos dejaron en orfandad siete niños que aún sus madres no sabían como decirles que a partir de ayer, no iban a contar más con el apoyo de sus padres porque éstos habían muerto.
Manuel Solís Padre, recordó que apenas el sábado estaba junto a sus hijos tirando un piso en la casa ubicada en la Unión de Chilibre.
EL PAPA
El señor Manuel Solís había quedado con sus hijos que los pasaría a buscar a eso de la 11:00 de la mañana ya que ellos salían muy sucios de trabajar y era difícil que viajaran en bus porque la gente se molesta por el mal olor que expedían.
Así fue: puntual (como es la costumbre del Güaraeño) llegó a la cita familiar, pero a diferencia de los otros días, ayer en la empresa había mucho movimiento de bomberos, policías y hasta periodistas.
"Yo creía que se había incendiado algo en la empresa, pero nadie me decía lo que estaba pasando; pregunté al seguridad del lugar y tampoco me dio respuesta", explicó el desesperado papá.
Finalmente, un hombre se le acercó y se identificó como el ingeniero Vladimir. Sr. Manuel, tengo una noticia mala que contarle.
Sí diga, pues que es lo que pasa. - Bueno es que sus cuatro hijos le pasó un accidente y muieron - No puede ser, le dije; Déjeme verlos, porque yo no le creo. Entonces me llevaron a allá - a la empresa - y los vi a todos muertos.
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