La Iglesia Católica y el mundo entero vieron ayer, por primera vez, las imágenes de los restos del otrora Santo Padre, Juan Pablo II, colocado en una capilla del Vaticano. Se mostraba la faz de Karol Wojtyla descansando en paz, luego de una ardua labor de 26 años de papado en pos de la redención de la raza humana.
Durante esta semana se realizarán las honras fúnebres con el fin de despedir al Papa Católico Nº 264 y posteriormente, a 15 días de su fallecimiento, vendrá la convocatoria al Cónclave para elegir al Sucesor del Apóstol Pedro.
Todos concuerdan que el futuro Papa deberá enfrentar retos muy grandes y que también emular el paso de Juan Pablo II. El nuevo líder de la Iglesia fundada por Jesucristo tiene el papel importante de llevar a las naciones creyentes y no creyentes por la senda del bien, defender los valores morales, los derechos humanos y promover el Ecumenismo con las otras religiones del orbe.
El nuevo Papa no deberá aislarse detrás de los muros del Palacio Vaticano. Es más, como lo hizo el Papa polaco, el futuro jerarca católico tendrá que ir a visitar a los pueblos, llevar la buena nueva de la Salvación en tierras lejanas, además de promover la integración de la Familia, pilar básico de la sociedad.
Desde 1978, la Humanidad no ha presenciado la elección de un nuevo Papa. En medio de un ambiente de lamentos, pero de también esperanzas, los dirigentes cristianos acuden a Roma para definir quién reemplaza al fallecido Santo Padre en su importante puesto.
Nadie sabe con certeza quién será el nuevo Papa. Rumores indican que los favoritos son varios cardenales italianos y latinoamericanos, pero igual hay que esperar la decisión del resto de los miembros del Cónclave, para conocer cuál futuro se depara para la Cristiandad.