Algunas personas sienten molestias en su organismo, pero no acuden al médico y si lo hacen no atienden las indicaciones o nunca completan el tratamiento que se les receta.
El cuerpo humano es como una máquina, que te manda alertas cuando algo no está bien, pero hay hombres y mujeres que le hacen caso omiso a esas señales de peligro.
La migraña o gastritis permanente; dolores de espalda, resfriados constantes y otros síntomas, indican que algo malo sucede en tu cuerpo. Lo más correcto es acudir al doctor y hacerse los exámenes pertinentes. Más vale prevenir que curar.
La excusa de siempre es que no se tiene tiempo. Siempre hay un momento para atender la salud; dejar las cosas para después puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Recuerdo el caso de un conocido que por machismo nunca se practicó una examen de la próstata. Al final lo ingresaron al hospital. Allí le hicieron el tacto rectal cuantas veces quisieron los médicos, pero ya era demasiado tarde: el amigo murió.
Claro que para todo hombre es incómodo y hasta penoso el tacto rectal; igual que es para una mujer que un extraño le esté trasteando sus partes íntimas durante un examen ginecológico, pero hay que soportar esos procedimientos hasta tanto la ciencia médica descubra otras formas de practicarlos.
Lo importante es mantenerte al día con tu salud. Cuando alguien se encuentra enferma no desempeña adecuadamente sus labores, pierde en cierto grado el interés por la vida y por ende genera preocupación entre la familia y las personas que lo aprecian.