'La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección hecha merced a una mayoría incompetente' (B. Shaw).
Hace algunos días, temprano en la mañana, sentado frente a un árbol de marañón (actualmente en plena producción), cavilaba yo sobre la grandeza de la naturaleza, al evidenciar que una simple semilla - una 'pepita' como decimos popularmente - se convertía en un hermoso, coposo y productivo pequeño arbusto. 'Razón tienen' pensaba yo, 'los ambientalistas en luchar a brazo partido para proteger y salvaguardar esa maravilla de la Creación de Dios.
Y, así pensando, me dejé llevar por el fresco de la mañana, y mi mente se ubicó en lo pretencioso que somos algunos humanos, cuando afincamos toda nuestra existencia en un sólo concepto, a saber: El Poder. Y me pregunté... ¿de qué vale tener poder si no se tiene autoridad? Detuve mis pensamientos por un momento para ordenar más reflexiones al respecto... pero de inmediato reanudé mi búsqueda por aquello que para muchos parece elemental.
El poder da fuerza, y es fuerza. La jerarquía es y da autoridad. Se puede ser fuerte pero sin ninguna autoridad, por lo tanto, concluí, la fortaleza del débil radica en la jerarquía que proviene de la autoridad que proyecta. Y es que, cuando el poderoso se ufana, y afana, por 'mandar' en virtud del poder que el rango le permite, en cambio el de la jerarquía goza por el grato placer que siente al ver que, sin 'mandar', todo el mundo lo sigue, lo imita y se ofrecen para cooperar y apoyarlo de manera voluntaria.
Consecuentemente - y esto es mi muy particular modo de pensar - en todas las avenidas de la vida nos encontramos con gente que se placen en hacer sentir el poder que tienen, lo que traducido al enfoque aquí abordado, sólo 'existen' porque gente así siempre es desdeñada por su arrogancia, su prepotencia y aires de superioridad. Por otra parte, las que hay que no le paran bola a eso de tener poder, siempre y cuando no pierdan la autoridad que viene acompañada de la jerarquía de su investidura. ¡Au Revoir!