Para muchos, la vida es un calvario, y cada cruz, un monumento erigido al sufrimiento, ofrendado como tributo en nombre del dolor sobre la tierra. Ese Gólgota, testigo mudo de cuestas escarpadas e inconmovibles, testimonio silente, también indiferente de nuestro padecer, es la sociedad actual que no se apiada ante nada, con una corazón sereno dentro del pecho que no sabe gritar, inalterable, frente a los sucesos intrínsecos y extrínsecos. ¡Realmente no sabe llorar! En el largo y penoso camino que ha tocado recorrer con la enfermedad de mi única hija Denis, he soportado y experimentado todas las ingratitudes que el desprecio y el destino, hayan podido prohijar. Los minusválidos son mirados con enfado o asombro, como seres extraños que han bajado de otro planeta, dispuestos a expiar sus cuitas entre nosotros de manera inoportuna y desvergonzada.
Son pocos los que tienen piedad de su salud perdida, sin receta a la vista que pueda aliviar sus sufrimientos. Nosotros que somos sus padres, sabemos que el amor emana de una fuente secreta que proviene de lo profundo de nuestro suplicante corazón, donde miramos cada amanecer hacia el oriente, satisfechos de la ardiente aurora que nos prodiga la venida de un nuevo día. En esta tribulación que nos invade, solitarios recurrimos al Dios de las tinieblas, buscando un milagro como el acaecido al apóstol Pablo, camino a Damasco.
Sé a la perfección que naciendo, tendremos el compromiso por obligación que enfrenta al gran misterio que devora todo lo que encuentra, como resultados del pacto contraído con la existencia. Nacer, para morir. Denis es profesora titulada y trabajó varios años, logrando acumular 44 cuotas de 35 que exige la ley orgánica de la Caja. Pensión por Invalidez, pero hicieron lo imposible, negándosela. ¡Este es el pago demandado por el subdesarrollo!.. De las esposas de los candidatos a la presidencia de la República, sólo Vivian se refirió con nobleza a los minusválidos que tanto necesitan de los gobiernos de turno. La artritis reumatoidea nos ha robado la felicidad familiar y el dolor, con saña han herido el pobre corazón ya seriamente humillado.
