Anúnciese en Crítica en Línea


  VARIEDADES

CRIMENES FAMOSOS
Un maniático del control

linea
Max Haines

Moses Rodríguez no podía enfrentarse con desafíos a su autoridad.

Muchos destinos de asesinos han sido decididos en base a lo que él o ella estaban pensando en el momento en que su ruin acción fue cometida. Más precisamente, le corresponde al jurado determinar el estado mental del acusado cuando el crimen fue perpetrado.

Moses Rodríguez se encontró en este aprieto. Pero no nos pongamos sensibleros con el señor Rodríguez. El no era exactamente un santo.

El 1969, Moses estaba saliendo con María Acevedo. En un ataque de furia levantó al hijo de María de dos años, Wilson, y lo tiró por la ventana de un cuarto piso. El niño murió y Moses fue acusado de asesinato. Fue declarado incompetente para ser llevado a juicio y fue enviado a una institución mental.

Siete años más tarde Moses fue encontrado competente. Como resultado, se declaró culpable de homicidio y fue sentenciado de cinco a 15 años de prisión. Los siete años que había pasado en instituciones mentales le fueron acreditados a su sentencia. Después de ser dado de alta del hospital, fue encarcelado en Clinton Prison en Dinnemora, N.Y., por tres años más. Después de pasar un total de 10 años en esas instituciones, Moses fue liberado bajo un programa diseñado para criminales que hubieran cometido actos violentos.

CONSEJERA ESPIRITUAL

Moses debe haber tenido atractivo con las mujeres. Mientras estaba todavía en Clinton, fue presentado por un recluso compañero a María Theresa Jérez, de 47 años, una consejera espiritual que visitaba la prisión. El y María se llevaban muy bien. Después de la liberación de Moses la enamorada pareja se comprometió inmediatamente con la intención de casarse en tres meses.

Aunque el maduro par exhibía apariencias externas de un amor incondicional el uno hacia el otro, había fallas menores en la relación. Moses era rápido para perder la paciencia. Algunas veces le gritaba a María. María hacía concesiones con su Moses. Después de todo, estaba bien consciente que acababa de pasar 10 años en confinamiento. A su debido tiempo, con su ayuda, los bordes ásperos serían suavizados.

Moses había estado fuera de prisión sólo por 76 días cuando las discusiones menores de la pareja se convirtieron en algo mucho más serio. Moses recibió una carta en la correspondencia. Cuando María pidió ver el contenido de la carta, él se negó a mostrársela. María hizo un mohín de enojo, pero el incidente pronto fue olvidado.

Era tiempo de ir a la iglesia. Acompañados por la amiga de María, Migdalia Oquendo, concurrieron a la New Jerusalem Church. Esa noche de vuelta a casa en el auto de María, la explosiva pareja empezó a discutir. Moses se puso tan agitado que se bajó del vehículo para tranquilizarse y tomó una gaseosa ante de continuar hasta el apartamento de María a pie.

Ahora con sus emociones controladas, Moses entró al apartamento y se trastornó inmediatamente al encontrar a Migdalia y a su pequeña hija. Amy, allí. Antes que pudiera decir nada, María trajo a cuenta el tema de la carta sobre la que habían discutido antes ese día.

Moses se puso furioso. Si Migdalia sólo se hubiera ido, él y María podrían hacer las paces como siempre lo habían hecho en el pasado. Le ordenó a María que se deshiciera de su amiga, pero ella se negó. Moses intentó otro acercamiento. Quizás él y María podrían ir a caminar. El amor de su vida lo rechazó respondiendo con su expresión favorita, "no iré, tendrías que matarme primero". La frase fue una desafortunada elección de palabras.

Moses recogió un cuchillo y en un ataque de furia apuñaló a María repetidamente. Migdalia intentó intervenir. Moses dejó de hundir el cuchillo en el cuerpo de María, se dio vuelta y le advirtió a Migdalia que no interfiriera, luego siguió apuñalando a María hasta que se quedó quieta. En total, se le encontraron 41 heridas de cuchillo en el cuerpo.

Migdalia llamó a la policía, la que llegó momentos más tarde a la escena del crimen. María yacía muerta sobre una cama que Moses le había llevado. A su lado estaba acostado Moses, sangrando profundamente por una herida en su brazo, que había sufrido durante la refriega.

Aunque Moses confesó el crimen, se declaró inocente en virtud de sufrir de una enfermedad mental. Su abogado afirmó que Moses no sabía o apreciaba la naturaleza o consecuencias de sus acciones o que su actuación era errónea. La controvertida defensa por insanía fue ayudada por Moses, quien admitió que obviamente había matado a María, pero que no tenía memoria del ataque en sí.

En el juicio de Moses, su abogado defensor presentó un siquiatra a la corte, quien declaró que el incontrolable estallido fue causado por una lucha por obtener el dominio. Para Moses, dominar era importante. El contenido de la carta era asunto suyo y no de María. Revelar el contenido sería renunciar al dominio.

Moses se sentó en el estrado de los testigos en defensa propia y admitió que a menudo perdía el control. Siguió declarando, "sé que no soy capaz de lastimar a nadie cuando estoy en mi sano juicio y ciertamente no la que más amaba".

Uno debe darse cuenta que el jurado no sabía absolutamente nada acerca de la anterior acusación de asesinato contra el acusado. Fue un testigo presentable que expresaba bien sus ideas, quien daba la impresión de que había actuado totalmente fuera de control, sin darse cuenta que estaba empuñando un cuchillo y estaba apuñalando a su verdadero amor 41 veces. Además, afirmó que no tenía motivo para el asesinato.

Naturalmente, un siquiatra que actuaba para la fiscalía presentó el estado mental de Moses bajo una luz totalmente diferente.

Estuvo de acuerdo con la defensa que el dominio era la base del asesinato. María tenía una mente propia. Ella había cuestionado los deseos de Moses en el pasado, precipitando constantes discusiones. Moses quería un dominio total en sus relaciones y María no quería saber nada de ello.

PENA EXPRESADA

Cuando Moses no quiso mostrar a su prometida el contenido de la carta, ella retrucó negándose a dejar el apartamento con él. Moses vio esto como un repudio directo a su masculinidad. Cuando María rechazó su urgente invitación, él la mató, pero el asesinato no fue cometido en un ataque de rabia ciega con exclusión de todos los otros sentidos o emociones. Moses sabía que estaba empuñando un cuchillo. El sabía que estaba descargando sus frustraciones sobre un ser humano. Ella no era un monstruo, sino su prometida.

El siquiatra continuó señalando que en mitad del apuñalamiento, Moses se detuvo, advirtió a Migdalia que no interfiriera y luego siguió apuñalando a María. Además, Moses había expresado su pesar a los oficiales de policía que lo habían interrogado en la escena del crimen.

Moses contestó todas las preguntas dirigidas a él de una manera directa, insistiendo en que a pesar de lo que dijeran todos los siquiatras del mundo, él no sabía lo que estaba haciendo cuando atacó a María. Se negó a revelar el contenido de la carta que había sido el catalítico que llevó a los eventos que culminaron en asesinato.

El jurado creyó que Moses sabía muy bien lo que estaba haciendo cuando asesinó a María.

Fue encontrado culpable y alojado en una celda para esperar la fecha de la sentencia.

Cuando el día para la sentencia llegó, Moses hizo un nudo con la sábana retorcida de su cama y se ahorcó.

Los dos siquiatras que habían dado evidencia en el juicio estuvieron de acuerdo en que, hasta el último momento, Moses quiso dominar. Al suicidarse, Moses Rodríguez dominó su propio destino.

Distribuido por Editors Press Service Inc.,

 

volver arriba 

 


linea

NUESTROS ANUNCIANTES


| Primera Plana | Portada | Nacionales | Opinión | Económicas | Mundo |
| Deportes | Provincias | Variedades | Sucesos | Sociales | Ediciones Anteriores |
| Buscador de Noticias | Clasificados Epasa |



bandera de Panama
Ciudad de Panamá
Copyright © 1995-2001 Crítica en Línea-EPASA
Todos los Derechos Reservados