Ya es evidente que el país ha entrado en una desaceleración. Pasado apenas un trimestre, el Ministerio de Economía y Finanzas reconoce que el crecimiento será si acaso mayor al tres por ciento y no 7.5 por ciento como proyectaban.
Sectores importantes como la construcción y las exportaciones ya resienten los efectos de la crisis global. Quizás el proyecto que mantenga a flote la economía panameña, serán los trabajos de la ampliación del Canal Interoceánico.
Para nadie es un secreto que en años electorales la economía de los países se paraliza por algunos meses y si a esto se suma la crisis que enfrenta el mundo, el asunto se pone peor.
Frente a la situación se requiere un manejo serio de las finanzas públicas y del propio sector privado. Hay que ser optimistas en cuanto al futuro, pero tampoco debemos caer en el ilusionismo de pensar que nada está pasando y seguir al ritmo de gastos incontrolables. Adoptar esa actitud sería irresponsable.
Lo cierto es que frente a la debacle económica mundial todo el mundo ahora es experto en definir qué pasó, pero pocos saben decir: qué vendrá.
En la 50 Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los representantes de las 48 naciones integrantes de ese organismo, advierten que la crisis global puede generar un estallido social ante la imposibilidad de atender a los sectores más vulnerables, lo que desencadenaría en problemas de gobernabilidad.