La violencia está tocando las puertas de nuestra sociedad. Ya no es sólo un problema de la delincuencia, sino del seno de la familia. Varios policías, funcionarios cuya responsabilidad está el garantizar la vida de las personas, se han visto envueltos en asesinatos de sus parejas.
Todo indica que las parejas están perdiendo la capacidad de diálogo y los problemas se van al extremo. Hombres que se resisten al fin de una relación y en vez de tratar de rehacer su vida, ingresan a un camino sin retorno como es el acabar con la vida de su excompañera y luego suicidarse.
Los problemas de pareja son inevitables, pero corresponde al hombre -por representar el llamado sexo fuerte.- mantener el control y no abusar de su poder.
En el caso de la Policía Nacional el asunto es más grave. Algunas veces el acuartelamiento y las condiciones de trabajo dividen a las familias y poco a poco la relación de la pareja se resquebraja y se registran los hechos de violencia que a todos nos sorprenden.
Se requiere que al personal de la institución se le instruya en ese tipo de situaciones con la ayuda de profesionales para evitar situaciones lamentables. Sicólogos y psiquiatras pueden dictar charlas periódicamente para orientar a las personas en crisis y recomendar -en caso inevitable- la separación menos traumática para una persona, para evitar los asesinatos que llenan de luto a hogares panameños.