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El problema central de la humanidad del siglo XXI tal vez sea este: nadie ama a nadie. El amor que proclamó Jesús ha sido distorsionado, y apenas se le limita a las relaciones hombre - mujer, en una caricatura del amor romántico, que busca únicamente el culto al sexo y a las cosas materiales.
Por ninguna parte se pone énfasis en lo importante que es el amor al prójimo. Nadie se preocupa por el vecino, por los más pobres, por los niños, o los jóvenes y ancianos. Nadie presta atención a las necesidades de las minorías: por el contrario lo único que impera hoy por hoy en las horas de la sociedad panameña es el YO, ese YO gigante y desproporcionado que nos tiene a todos, ricos y pobres, sumidos en el cieno de la injusticia y la maldad.
Si hubiese Amor, el amor del que hablaba Jesús, no habría gente sin casa o sin empleo; no habría asesinatos a mansalva, no habría niñas embarazadas o mujeres abortando; no habría divorcios; no habría violaciones ni estafas ni comerciantes abusadores; mucho menos habría guerras.
Es hora que nos detengamos y pensemos que la vida es mucho más que uno mismo, que existen los vecinos y los hermanos y los compañeros de trabajo, y todos necesitan amor y amistad. |
