La Iglesia Católica venezolana mantuvo una postura de confrontación con el gobierno del presidente Hugo Chávez, aunque sin mencionar el nombre del mandatario, durante los actos litúrgicos de la Semana Santa, en especial el Día del Nazareno, de mayor devoción por parte de la feligresía local.
En la tradicional homilía de la fecha en la céntrica Iglesia Santa Teresa, el arzobispo de Caracas, cardenal Ignacio Velasco, pidió al Nazareno que "salves a la Iglesia" y aseguró que aquellos que "la odian, la desprecian o la insultan [...] no prevalecerán", en abierta alusión a la pugna que mantienen con el presidente Chávez.
En el pasado, los monseñores Baltazar Porras, actual presidente de la Conferencia Episcopal, y Roberto Luckert, arzobispo de la occidental ciudad de Coro, atacaron duramente a Chávez y su forma de gobierno autoritario.
"Chávez parece un guapetón de barrio, siempre anda buscando con quién pelear; primero fue con los partidos, después con el Congreso y la Corte Suprema de Justicia y ahora es con el Consejo Nacional Electoral", afirmó el obispo Luckert en mayo de 1999.
"Pareciera que el presidente tiene la intención de crear una Iglesia paralela, chavista", declaró en una ocasión el subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana, padre Pedro Freites.
Chávez se confiesa ferviente "católico, apostólico y romano", como más del 90 por ciento de los 23 millones de venezolanos, pero la prensa recientemente reflejó una confusión de palabras suyas en las que habría admitido ser evangélico. Un grupo de la comunidad evangélica lo apoyó abiertamente durante su campaña electoral. |