Como parte de las raíces interioranas más autóctonas de esta región y en un reconocimiento a la mujer de la campiña, el Museo de Herrera expone en una de sus salas esta pintoresca figura que frente al pilón recoge la presencia de la mujer en las distintas faenas del campo.
Y es que en la corta de arroz, la junta de embarre y las mudanzas a las huertas, la mujer herrerana ocupa un lugar de importancia y aún en los tiempos actuales la preparación del maíz para la tortilla del desayuno y la faena de pilar el arroz para el alimento de la familia son parte de las tareas que complementan el trabajo campesino.
Como una herencia transmitida de una generación a otra en los distintos roles de la mujer, todavía se encuentran en esta región mujeres que en plena huerta a la orilla del río ponen la olla en el fogón para cocinar el esperado sancocho de la peonada que atiende los siembros de sandías, melones, tomates y otros productos propios de la época.
La mujer interiorana que ha sabido conservar a través de los años las enseñanzas de sus abuelas y la trayectoria familiar de muchos años de historia que marcan las áreas rurales, donde la mujeres son un pilar indispensable dentro del equipo de trabajo desde el aporte culinario de sus cocinas con fogón y talanqueras. También tienen en sus casas, la máquina de moler.