La Asamblea Nacional iraquí elegida democráticamente mantuvo ayer su primera sesión en Bagdad a pesar de la falta de acuerdo para la formación de un gobierno, 45 días después de las elecciones y dentro de un contexto de violencia que se cobró otras 19 vidas.
Los 275 diputados se reunieron en la "zona verde", sector ultraprotegido donde se encuentran las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña, así como las oficinas del gobierno interino.
Después de los discursos, que hicieron hincapié en la necesidad de encauzar al país hacia la democracia, los diputados prestaron juramento y se levantó la sesión con el anuncio de que se mantendrá una reunión en una "fecha posterior para elegir al presidente" de la Asamblea Nacional transitoria.
El candidato a primer ministro, el chiíta Ibrahim Jaafari, dio a entender que la formación de un gobierno llevará tiempo.
"Según mis estimaciones, las dos próximas semanas verán el nacimiento de un nuevo gobierno", declaró Jaafari. "Estamos estancados", añadió el jefe del partido islamista Dawa, uno de los pilares de la alianza chiíta que a pesar de disponer de 146 de los 275 diputados en el Parlamento necesita el apoyo de los 77 kurdos para formar un gabinete.