Panamá se mide a Costa Rica dentro de 9 días, enfrentando cara a cara a dos aguerridos delanteros, uno de gran experiencia y que milita en el fútbol de España y otro que apenas inicia y todavía no ha hecho su gran debut fuera de fronteras.
Uno es Paulo César Wanchope, jugador que hoy día es pieza del Málaga de la primera división española. Este moreno, clave en las aspiraciones del equipo tico, nació un 13 de julio de 1976, en el Barrio de Fátima en la ciudad de Heredia.
Este atacante, hermano menor de Javier y Carlos, tiene una sangre futbolística, gracias a que su familia siempre estuvo vinculada al balompié. Aunque en un principio también mostró interés por el baloncesto y llegó a tal punto que participó con la selección juvenil de su país en el Centrobasket de 1993.
Allí fue el máximo anotador y fue becado para estudiar en el Vincent Memorial Collage de California, en Estados Unidos. Pero al final del camino se dispuso por el deporte de sus amores, el fútbol.
No hay duda de la basta experiencia que tiene el delantero con un mundial Juvenil, uno de Mayores, una Copa América, tres Copas de Oro, una Copa Intertoto y una Copa UEFA.
Así es este peligroso atacante rival. Pero si bien es cierto tiene un currículo y una experiencia excelente. Panamá tiene a José Luis Garcés, un joven que muestra dentro del cuadro características fenomenales que ya lo deberían de tener en ligas de alto nivel.
Garcés, es la esperanza de muchos, su experiencia no será lo más sobresaliente, pero si tiene un apetito de gol grande. Si nosotros tenemos que cuidarnos de Wanchope, los ticos tendrán que cuidarse de José Luis.
De apenas 23 años, Garcés ha sido tentado por grandes clubes de Sudamérica, pero como es conocido por todos, se ha quedado en el patio por motivos legales, que no tienen nada que ver con el juego.
Este chorrerano también inició con una carrera dividida, pues en principio le gustaba el béisbol y pertenecía a equipos de su sector. Tomando en cuenta que tiene dos primos de este deporte, Rubén y Mariano Rivera.
Su carrera y tiro a gol se han merecido el respeto de los rivales del área. Pero más que eso, el instinto que tiene este muchacho van de la mano con su espíritu de goleador.
De seguro Garcés y Wanchope no se cruzarán mucho en la cancha pues cada uno está en un extremo del terreno, pero sus funciones, sus objetivos y su esquema será el mismo, tratar de entrar al área rival y lograr incrustar la pelota en las redes.