Si tu ves que tu hijo llega de la escuela y se la pasa jugando fútbol y playstation, pateando calle con los pacieritos. ¿Por qué llegas iracundo aa la escuela amenazando al profesor cuando el pelao llega con un fracaso en el boletín?
Si ves que tu hija anda de vagabunda, saliendo todas las noches a las discotecas sin pedir persmiso ni nada, ¿Cómo es que vas a responsabilizar únicamente al "desgraciado" que la dejó encargando?
Los hechos hablan por sí mismos, pero en este país en que todo se arregla por debajo, o con una amenaza de "¿Tú no sabes quién soy yo?", la razón y la verdad pasan a último plano.
Le echamos mucho la culpa a la televisión, a la música y a las influencias externas en el comportamiento de nuestros hijos, y en su "falta de valores". Pero, ¿ya nos hemos visto en un espejo?
Los niños no viven con Bob Esponja, ni con los noticieros de pacotilla, ni con el cantante de reggaetón ni con "El Diablo" de la novela de las 8: 00 pm. Viven con sus padres, y la mayor parte de lo que saben sobre valores éticos y buenas costumbres se los transmitimos nosotros.
Si vemos claramente que el hijo o hija está descarrilado, tenemos que encarrilarlos nosotros mismos, y enseñarles a mantenerse por el camino correcto.
Situaciones como fracasar en la escuela, los embarazos precoces y la delincuencia juvenil son hechos muy serios, pero sirven como lecciones a los adolescentes para asumir sus responsabilidades. Y ningún joven transformarse en un adulto responsable si es educado por padres alcahuetes.
No es que el profesor "fracasó" al pelao. Él se fracasó solo, por estar pajareando en vez de estudiar. Si es evidente, ¿por qué no lo quieren ver? Porque muchos seguimos viendo a los hijos como nuestros bebés, incluso cuando ya son mamuyones de más de 20 años, y queremos sobreprotegerlos, en vez de enseñarles a enfrentarse a la vida.
Al César lo que es del César. Hay que ponerse del lado de la razón, no del sentimentalismo. Y dar ese ejemplo a los vástagos. Sólo así criaremos hombres y mujeres de bien.