Resulta verdaderamente vergonzoso lo bajo que ha caído la clase política en los últimos días. Pero peor aún es el hecho de que por más enlodadas que hayan quedado sus reputaciones, por más profundo que hayan caído en el abismo de las mentiras, las descalificaciones y lanzaderas de lodo, parece que aún no han tocado fondo, porque a un mes y medio de las elecciones, se nota que están dispuestos a ir más allá con tal de alcanzar el poder.
Las estrategias de campaña de esta campaña, desde los tiempos de las elecciones primarias (estamos hablando de hace ya casi un año y medio) han sido de lo más bajas y rastreras. Todo han sido 90% descalificaciones y lodo, y el 10% restante han sido propuestas poco sustentadas, y castillitos en el aire.
Detrás de toda esta podredumbre están una serie de "asesores" y "estrategas", algunos de ellos extranjeros, que susurran al oído de los candidatos, y sacan jugosos billetes de sus bolsillos (que a su vez fueron sacados de los bolsillos de los donantes y del subsidio electoral, o sea, nuestros bolsillos).
¿Cuál es la gran estrategia? Golpear, insultar y enlodar. Parece que más importante fuera atacar las reputaciones, ideas y hasta familiares de los candidatos a presidente, y menos lo fuera tratar de establecer una imagen positiva ante los electores que -por cierto- están cada vez más decepcionados y desentendidos de lo que esta clase clase política pueda ofrecerles.
Ahora, las declaraciones de un reo por lavado de dinero en Colombia han puesto "patas para arriba" a toda la campaña. Todo revela que no solo los políticos actuales están desinteresados en dar una imagen positiva, sino que tampoco tienen distinción alguna en la procedencia de sus fondos de campaña, ni tampoco en sus posibles asociados de negocios.
Ahora, todos se tiran la pelota de lo que ha dicho el reo colombiano. Más bajo jamás ha estado la política panameña.
Habría que ver qué clase de clima de gobernabilidad tendrá el próximo o la próxima presidente de este país.
Con una nación totalmente dividida, partidos divididos y un clima de desigualdad, inseguridad, penetración del narcotráfico y falta de recursos económicos en los sectores populares, parece difícil esperar un país estable en el próximo quinquenio. Los mensajes contradictorios de los políticos, los puñales por la espalda y los pactos circunstanciales e hipócritas poco ayudan a mejorar este clima.
Los únicos que sacarán algo bueno de esto, serán esos "expertos" que al día siguiente de las elecciones tomarán un avión a quién sabe dónde con los bolsillos llenos, ganados a punta de azuzar a los políticos a enlodarse aún más de lo que estaban.